Crónica de una semana dedicada a Jesús Nazareno

Finalizados ya los actos cultuales en Honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno es un buen momento de recuperar todos esos momentos importantes que hemos vivido durante estos intensos días.

Comenzamos el pasado domingo en la intimidad de la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno, en nuestro oasis de tranquilidad, el lugar donde el tiempo se detiene y el silencio se convierte en oración. La imponente imagen de Jesús Nazareno con su gesto sosegado presidía el centro del presbiterio, cargado con su característica Cruz de plata y entronizado en la majestuosa peana del siglo XVIII, escoltado por dos ángeles luciferinos a los costados. En el Altar

Mayor, su Bendita Madre lo acompaña, con su tez clara y su mirada dulce dirigida al infinito. María Santísima Nazarena vestida para la ocasión con la túnica y saya negras del siglo XVIII, resplandor de Plata y corazón traspasado por siete dagas, evoca un estilo de tiempos pasados.

La cera en color tiniebla, dispuesta piramidalmente iluminaba tenuemente la escena. El exorno floral estaba compuesto por cuatro jarras de flor variada en tonos morados y rojos que completaban el Altar que, para esta ocasión, tan brillantemente han confeccionado los equipos de Mayordomía y Priostía y que ha sido merecedor de multitud de elogios.

Al mediodía, en un acto íntimo, los miembros de la Junta de Gobierno con el Hermano Mayor a la cabeza, elevaron Juramento Solemne de sus Cargos ante Nuestro Padre Jesús. Comenzando con lectura por parte del Sr. Secretario del Decreto de aprobación del Ilmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Córdoba para posteriormente el Sr. Secretario tomar Juramento a cada uno de los miembros de la Junta de Gobierno, que se postraron de rodillas y con la mano derecha sobre los Evangelios fueron jurando desempeñar y cumplir fielmente las obligaciones propias de sus cargos, observar lo que prescriben los Estatutos de la Cofradía y a asistir a las reuniones y guardar secreto de las deliberaciones y acuerdos para mejor servicio a nuestra Cofradía y mayor gloria a Nuestros Titulares.

Un gran número de hermanos y devotos acudieron a la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno a besar los pies de Jesús Nazareno durante todo el día, contando también con la visita de la mayoría de residentes, trabajadores y Hermanas Hospitalarias que se encuentran en la Residencia de Jesús Nazareno.

Como ya es tradición, a la finalización del Besapies, los hermanos de la Cofradía y devotos de Jesús Nazareno realizamos el rezo de vísperas junto a las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno.

A la finalización de todos los actos del domingo, se procedió a incorporar la Sagrada Imagen de Jesús Nazareno al Altar Mayor para que presidiese el Solemne Quinario en su Honor que se celebró durante la semana.

Este año, la Junta de Gobierno de la Cofradía decidió que cada día del Solemne Quinario estuviese dedicado a alguno de los diversos grupos humanos que integran la Cofradía y que trabajan dentro de su seno, invitándoles a participar de una forma más activa durante los cultos.

El primer día de Quinario, dedicado al Voluntariado, contó con la presencia de las personas que diariamente colaboran de forma altruista con la Residencia de Jesús Nazareno y con nuestra Cofradía. El Rvdo. P. D. Jesús Enrique Aranda Cano fue el encargado de presidir durante los dos primeros días de Quinario la Eucaristía.

El segundo día de Quinario, dedicado a la familia, contó con la participación de las familias que integran la Cofradía, como iglesia doméstica, elemento importante en la educación Católica y núcleo de devoción y amor a Nuestros Sagrados Titulares. En representación de todas ellas, la Familia Castillero Martínez fue la encargada de realizar las lecturas y las peticiones.

El tercer día de Quinario, dedicado a las Hermanas Hospitalarias Franciscanas de Jesús Nazareno, nuestros grandes apoyos y ejemplos de entrega a Dios. En esta ocasión fueron la Hermana Superiora de la casa de Córdoba Dña. Mercedes Arribas, la Hermana Auxiliadora y la Hermana María del Carmen Fernández, las que realizaron las distintas lecturas y peticiones teniendo siempre muy presente a nuestro Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina. El Rvdo. P. D. Juan José Romero Coleto presidió la Eucaristía durante el tercer y cuarto día de Quinario.

Para el cuarto día de Quinario, festividad de la Cátedra de San Pedro, la Junta de Gobierno quiso contar con el Colegio de Jesús Nazareno, parte muy importante de la Comunidad de Jesús y que tiene una gran vinculación desde siempre con la Cofradía. En esta ocasión contamos con la participación activa de los niños que integran el grupo de Confirmación que acudieron en gran número y llenaron la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno de su juventud y que estuvieron acompañados por varios miembros de la comunidad educativa del colegio.

El Quinto día de Quinario, la Junta de Gobierno quiso que estuvieran representados los hermanos Costaleros, los hermanos que con su esfuerzo y devoción acercan al pueblo de Córdoba el Jueves Santo a Nuestro Padre Jesús Nazareno y a su Bendita Madre, María Santísima Nazarena. Fueron varios miembros de la cuadrilla de Jesús Nazareno las personas encargadas de realizar las lecturas y peticiones. El Rvdo. P. D. José Antonio Rojas Muriana presidió la Eucaristía del último día de Quinario.

Desde estas líneas la Junta de Gobierno quiere agradecer a nuestro hermano D. Fermín Pérez que nos recibiese todos los días con el ejercicio del Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno antes de dar comienzo la Eucaristía. A todos los hermanos que han llenado la Iglesia Hospital los cinco días de Quinario, haciendo que este año la asistencia y participación a los cultos haya sido todo un éxito. Y como siempre a las Hermanas Hospitalarias por hacernos siempre el trabajo un poco más fácil.

Y por fin llegamos al sábado 23 de febrero, donde todos los cofrades de la familia de Jesús estábamos llamados a celebra nuestra Solemne Fiesta de Regla. Función principal de la Cofradía que estuvo presidida por nuestro hermano el Rvdo. P D. José Antonio Rojas Muriana. Durante la Eucaristía el Sr. Secretario procedió a realizar la Protestación de Fe y jura de Estatutos en nombre de todos los presentes. También fueron bendecidas e impuestas las medallas de la Cofradía a los hermanos que la habían solicitado.

Una vez finalizada la Fiesta de Regla de la Cofradía se han dado por concluidos los actos cultuales de esta Cuaresma.

Reparto de Túnicas

El próximo viernes 2 de marzo a partir de las 17:30 h. comenzará el reparto de túnicas y papeletas de sitio para los hermanos que no realizaron Estación de Penitencia el año pasado.

El mismo continuará el sábado 3 y domingo 4 de marzo a partir de las 10:30 h. hasta las 13:30 h.

Todas las personas que deseen participar en la Estación de Penitencia se pueden acercar a las dependencias de la Cofradía situadas en la Calleja del Rehoyo, entrada por la Plaza de San Agustín, que serán atendidos por el Vocal de Estación de Penitencia y su equipo.

Si no puedes acudir o tienes cualquier duda puedes ponerte en contacto con nosotros en la dirección de correo secretaria@nazarenocordoba.es

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2018

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)

Queridos hermanos y hermanas:

Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión», que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.

Como todos los años, con este mensaje deseo ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia; y lo hago inspirándome en una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (24,12).

Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio.

Los falsos profetas

Escuchemos este pasaje y preguntémonos: ¿qué formas asumen los falsos profetas?

Son como «encantadores de serpientes», o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren. Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad. Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos. Cuántos viven pensando que se bastan a sí mismos y caen presa de la soledad.

Otros falsos profetas son esos «charlatanes» que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de «usar y tirar», de ganancias fáciles pero deshonestas. Cuántos se dejan cautivar por una vida completamente virtual, en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas pero que después resultan dramáticamente sin sentido. Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar. Es el engaño de la vanidad, que nos lleva a pavonearnos… haciéndonos caer en el ridículo; y el ridículo no tiene vuelta atrás. No es una sorpresa: desde siempre el demonio, que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), presenta el mal como bien y lo falso como verdadero, para confundir el corazón del hombre. Cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien.

Un corazón frío

Dante Alighieri, en su descripción del infierno, se imagina al diablo sentado en un trono de hielo; su morada es el hielo del amor extinguido. Preguntémonos entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?

Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos. Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.

También la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte.

El amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero.

¿Qué podemos hacer?

Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.

El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.

El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. A este propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?

El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.

Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.

El fuego de la Pascua

Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.

Una ocasión propicia será la iniciativa «24 horas para el Señor», que este año nos invita nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística. En el 2018 tendrá lugar el viernes 9 y el sábado 10 de marzo, inspirándose en las palabras del Salmo 130,4: «De ti procede el perdón». En cada diócesis, al menos una iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas, para permitir la oración de adoración y la confesión sacramental.

En la noche de Pascua reviviremos el sugestivo rito de encender el cirio pascual: la luz que proviene del «fuego nuevo» poco a poco disipará la oscuridad e iluminará la asamblea litúrgica. «Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu», para que todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.

Los bendigo de todo corazón y rezo por ustedes. No se olviden de rezar por mí.

Francisco

Reparto de túnicas

El próximo viernes 16 de febrero a partir de las 17:30 h. comenzará el reparto de túnicas y papeletas de sitio a todos los hermanos que realizaron Estación de Penitencia el año pasado.

El mismo continuará el sábado 16 y domingo 17 de febrero a partir de las 10:30 h. hasta las 13:30 h.

Recordamos a todos los hermanos que será condición indispensable el encontrarse al corriente en el pago de las cuotas para poder retirar la papeleta de sitio.

Si no puedes acudir o tienes cualquier duda puedes ponerte en contacto con nosotros en la dirección de correo secretaria@nazarenocordoba.es

Miércoles de Ceniza

El próximo miércoles día 14 de febrero a las 21:00 h. en la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno celebraremos la Eucaristía con imposición de la ceniza que estará presidida por el Rvdo. P. D. Juan José Romero Coleto, Vicerrector del Seminario Menor «San Pelagio».

Con esta celebración damos comienzo a la Cuaresma, tiempo de preparación espiritual para la próxima fiesta de Pascua.

Feliz Cuaresma a todos.