Evangelio 1° Domingo de Adviento

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,33-37)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»

Palabra del Señor

Sin previo aviso, así de rondón, se nos ha metido otro Adviento más. El Adviento es precisamente eso, es espera y esperanza porque Él volverá. Este tiempo nos recuerda que la esperanza cristiana está depositada en una persona: Jesucristo ¿Y quién lo espera realmente? Pues me temo que candidatos no hay muchos porque es complicado encontrarse con el Señor sí eres de los que a fuerza de no mirar hacia dentro de sí ni de las cosas, te limitas a flotar, a deslizarte por la superficie de la vida sin vivirla. O si eres de los que no piensas en el futuro y el presente ni siquiera lo vives pues solo te mueves en la lógica del usar y tirar, del consumir y disfrutar. No te engañes eso no es vivir, es vegetar, es en definitiva, ir de pasota por la vida.

En cambio para el creyente, el tiempo de adviento es un tiempo para estar más en sintonía con uno mismo, en recogimiento interior para preparar el corazón. ¡Velad! Es el grito de adviento, es decir, estar atentos, no paséis por la vida como el pasota, de puntillas. ¡Velad! suena a reconstruir la esperanza, a preparar la “casa” para cuando el Señor vuelva. Que la lumbre esté encendida y puesta la mesa. Que no haya malas caras ni zancadillas al que destaca, ni codazos para abrirse paso, ni grandullones abusando de los peques, ni ruido de contiendas, ni silencios de miedo. ¡Velad! para que cada uno esté en su puesto, con las lámparas encendidas, atento a lo que realmente cuenta, porque al final vendrá el Señor a pedirnos cuentas sobre los dones que no confió.

Que este tiempo de adviento, crezcas hacia dentro, en profundidad, crezca hacia lo alto, en esperanza y crezca hacia los demás en misericordia. Para que la luz de la Navidad te inunde y transforme tu vida, necesitas vivir este tiempo de adviento de puertas para adentro. ¿Serás capaz de arrancarle a nuestros días, a la dictadura del tiempo, tiempo para ti y para Dios?

¡Feliz Domingo de Adviento!

Evangelio 34° Domingo del Tiempo Ordinario. Solemnidad de Cristo Rey.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.» Entonces los justos le contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?» Y el rey les dirá: «Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.» Y entonces dirá a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?» Y él replicará: «Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.» Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

Palabra del Señor

Al final de este año litúrgico, con la fiesta de Cristo Rey, el Señor Jesús acaba de descorrer el velo que nos ocultaba a Dios y nos da una última clave, definitiva, para saber cómo piensa, por qué hace lo que hace, y qué es lo que espera de nosotros.

Cristo se presenta como Rey, pero que no nos confunda el término, es un rey muy desconcertante, pues reina sirviendo. Solo hay que mirar su vida: un rey de manos atadas frente a Pilato; un rey que rechaza como una tentación el camino del triunfo y del dominio; un rey que se esconde cuando una multitud enardecida quiere aclamarlo y, sin embargo, sale al encuentro de los que vienen aprenderle; un rey que, cuando quiere dejar a los que le siguen una imagen que resuma su vida entera y su doctrina, no encuentra otra que la de echarse al suelo para lavarle los pies; un rey-crucificado que, en el umbral mismo de la muerte, no se le ocurre más que prometer la Vida al ladrón que está muriendo junto a Él…

Se trata, ciertamente de un rey desconcertante.

En esta fiesta de Cristo Rey el evangelio nos dan la clave definitiva: al final de los tiempos el criterio último que decidirá si caemos a su izquierda o a su derecha, si hemos acertado o errado en el camino, si podemos respirar tranquilos o empieza el “castigo eterno”, no es otro que el amor. Jesús nos va a medir a todos por el mismo rasero: el amor que le hayamos tenido. Y si alguien, todavía desorientado, le pregunta: ¿dónde estás, Señor, para que te ame?¿cómo te puedo expresar mi amor? Jesus va y se identifica con los más necesitados de amor, con los que nadie quiere, con los que todo el mundo pisotea y nos dice: ama a éstos y, en ellos, me estarás amando a Mi.

Hoy despedimos el año litúrgico con esta luz tan clara y con un programa de vida tan concreto: si queremos llegar a la vida, no hay más camino que el amor a Dios, hecho carne en el hermano.

¡Feliz fiesta de Cristo Rey!

¡Feliz Domingo!

Evangelio 33° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: «Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.» Su señor le dijo: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.» Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: «Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.» Su señor le dijo: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.» Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: «Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.» El señor le respondió: «Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»»

Palabra del Señor

La Palabra de hoy tiene un triste protagonista. Parece clara la intención de Jesús de subrayar, en ella, la figura más opaca: la del último empleado, de corazón pequeño, que no acertó a dar en la tecla. “A ese empleado inútil, ¡echarlo fuera!“. En él está hoy la clave de la enseñanza de Jesús.¿Qué hizo aquel empleado?¿Perdió acaso el talento recibido?

Pues eso es lo extraño, que no. Tuvo buen cuidado de guardarlo: “hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor” Entonces ¿a qué viene tanto teatro: el enfado, la reprimenda, el castigo? “Sabía que eres exigente. Tuve miedo.“ ¡Pobre hombre¡ ¡Qué mal conocías el Señor¡ “Aquí tienes lo tuyo“, le dijo. Con tal idea de su señor, ¿qué otra cosa cabía hacer?

El miedo nunca fue un buen consejero. Es que a fuerza de no pensar llegamos a creernos que lo que tenemos es nuestro, se nos olvida que todo lo que tenemos viene de Dios, único dueño absoluto, al que un día tendremos que rendirle cuentas. Y viene ahora el núcleo central de la parábola: ¿Qué hemos de hacer con los talentos recibidos? ¿Conservarlos simplemente? ¿Ponerlos quizá en el banco para que obtenga unos intereses seguros? Nada de eso. Quien actúe así, es que no conoce ni de lejos al Señor.

Es preciso poner en juego los talentos, “negociar “ con ellos, arriesgar. Quien se deja frenar por el miedo, -miedo a Dios, miedo a perder lo que se tiene- no ha entrado en el pensamiento de Jesús. Dios no nos da los talentos -vida, salud, educación, el regalo de ser hijo…- para que los disfrutemos cada uno, para que nos salvemos cada uno. Dios nos da sus talentos para que, con ellos, ayudemos en la construcción de su Reino, para que los empleemos en hacer, junto con otros hombres de buena voluntad, un mundo nuevo, diferente, mejor. No para darnos con ellos la felicidad y la tranquila seguridad, sino la alegría de sentirnos parte activa de la gloriosa aventura humana-¡tan divina¡- de cambiar la faz de la tierra. El que no arriesga, el que se limita a conservar lo que tiene, corre el peligro de perder hasta lo que cree tener. “Al que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene“. O crecer, o morir. No hay alternativa.

¡Feliz jornada mundial del pobre!

¡Feliz Domingo!

Evangelio 32° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!» Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.» Pero las sensatas contestaron: «Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.» Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: «Señor, señor, ábrenos.» Pero él respondió: «Os lo aseguro: no os conozco.» Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

Palabra del Señor

En la vida hay que contar con la muerte. Bien que nos gustaría poder olvidarla, impedirle la entrada, echarla de nuestro lado, pero es inevitable y esto da un tinte de provisionalidad a todo lo que hacemos. La muerte nos marca. Lo queramos o no. Unos, ya se sabe, se agarran con las dos manos a la vida, para sacarle todo su jugo, para disfrutarla a tope. En cambio, la enseñanza de Jesús, ante lo inevitable e inesperado de la muerte, “no sabéis el día ni la hora“, nos dice una palabra clave: “¡velad!” La parábola de las diez doncellas, es una invitación a mantener encendida nuestras lámparas para tener acceso, cuando llegue la hora, al banquete del Reino.

Lo importante para un cristiano no es aprender a morir sino a saber vivir. Es cuidar que nunca nos falte el aceite de la fe, para que nuestra lámpara se mantenga siempre encendida. Es aprender a vivir a la manera de Jesús: amando, o sea, quemándose para dar luz. Y el que lucha y pide cada día su ración de fuerza para vivir así, no tienen por qué temer que la muerte “le coja“ con la luz apagada. Sabes muy bien que esa luz no se apaga por culpa de un golpe fortuito del viento, esa luz solo acaba apagándose cuando, a largo de nuestra vida, hemos ido dejando que el amor se nos muera poco a poco a fuerza de no alimentarlo. Esta es la “sabiduría” de la muerte. Os lo decimos de parte del Señor, para que, ante ella“ No nos aflijamos como los hombres sin esperanza.

Feliz día De la Iglesia Diocesana

¡Feliz Domingo!

Evangelio 31° Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Mateo (23,1-12)

«En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

Hay palabras que suenan a hueco: detrás de ella no alienta la vida. Son palabras vacías con las que es imposible construir nada que perdure, sería como edificar una casa sobre arena. Son palabras sin hondura, palabras al aire, sin hechos que la soporte: “No hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen”. Son los fariseos y letrado de todos los tiempos los que se sirven de la Palabra. En cambio hay quienes van con la vida por delante. No están hechos a piezas, sino de un solo bloque. Hay una perfecta coherencia entre lo que piensan, lo que dicen y lo que hacen. En ellos es la vida la que habla. O no necesitan palabras, o sus palabras hunden sus raíces en una vida entera que las respalda. Son éstos los hombres que dejan huellas, que están al servicio de la Palabra. Éste es el mensaje de vida que nos deja hoy el Señor Jesús en el Evangelio de este Domingo.

Las mejores palabras-paz, amor paz justicia, padre, maestro, fraternidad…- pueden llegar a significar hasta traición y condena en la boca del poderoso de turno o de un predicador que no crea en ellas. Pero en los labios y en la vida del que se ponen al servicio de ellas, o mejor aún del que se pone al servicio del único que las hace absolutas -el Padre Dios, el Maestro y hermano Jesús, entonces esas palabras adquieren fuerza redentora, plenamente liberadoras.

Que no nos extrañe ni nos sorprenda que, tantas veces el anuncio del Evangelio que hacen los “padres/jefes”( los curas) en la Iglesia no tenga fuerza transformadora. Y que tantos buenos consejos de un “padre de familia” no acaben de hacer mella en el corazón de sus hijos. Y que escaseen tanto los “maestros” que sean capaces de transmitir a sus alumnos no ya tales o cuáles conocimientos de la disciplina que sea, sino un estilo de vida, unas convicciones profundas, unos caminos de madurez humana y cristiana. Hay que pensárselo muy bien antes de dejarse llamar “jefe“, o “padre“, o “maestro” ¿Es o no es subversivo el Evangelio?

¡Feliz Domingo!

Función Solemne Ntra. Sra. de la Soledad

Hoy a las 20 horas dará comienzo la Función Solemne en honor a Ntra Sra de la Soledad.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1.7-11)

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: «Cédele el puesto a éste.» Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

Con esta parábola Jesús no trataba solamente de criticar el orgullo de los fariseos en nombre de las reglas de urbanidad, ni tampoco de predicar la modestia. Jesús intervine porque Dios «derriba a los poderosos y levanta a los humildes».  Muy pronto, Jesús se pondrá en el último puesto de la mesa y se arrodillará a los pies de sus discípulos. Es el amor llevado hasta el fin, ahí radica la omnipotencia de Dios, en que todo lo puede en el amor.  Desde entonces vivir para  nosotros es aceptar, recibir, depender y sentirnos dichosos de esta gracia: ser hijos en el Hijo para hacer de nuestra vida una entrega,  un permanente servicio.  ¡Ese es nuestro justo lugar! ¡eso significa subir más arriba!  El reino pertenece a los que vivan esta bendita «locura»: “amar sin medida”

Se podrá seguir en directo la celebración a través del canal de YouTube de la Cofradía

3° Día Triduo Ntra. Sra. de la Soledad

Hoy a las 20.30 horas dará comienzo el Tercer día del Triduo a Ntra Sra de la Soledad.

Hoy ofreceremos esta Eucaristía por nuestro hermano Antonio Jesús Santos, para que nuestro Padre Jesús Nazareno lo acoja en su seno.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1-6)

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.  Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?»  Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.  Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?»  Y se quedaron sin respuesta.    

Palabra del Señor

Es sábado. Jesús está invitado en casa de un dirigente fariseo y, como de costumbre, va a denunciar una vez más las prácticas de esos hombres que parecen tan religiosos.  Jesús se inclina ante el hombre con hidropesia porque no puede permitir que siga estando así por más tiempo. Y en cambio estos hombres religiosos no lo han entendido, viven su fe farisaicamente escondidos tras una máscara de honestidad. Sus actitudes aparentemente eran correctas, pero escondían veneno. Terminan utilizando la ley como arma de ataque para eliminar al adversario. El bien se puede utilizar así para el mal. Sin amor al prójimo y sin limpieza de corazón se contaminan los más bellos ideales. Como hicieron los comensales del relato de hoy.  Y ante la evidencia de los hechos optan por callar, justo para no darle la razón a Jesús. ¡Cuántas veces ocurre! Se calla lo bueno de los otros -adversarios o no- si no sirve a los propios intereses. Esta mudez es otra forma de falsificar la verdad. Por ello, Jesús no la pudo pasar por alto ni excusar. 

La Eucaristía de hoy será retransmitida en directo por nuestro canal de YouTube.

2° Día Triduo Ntra. Sra. de la Soledad

Hoy a las 20.30 horas dará comienzo el segundo día del Triduo a Ntra Sra de la Soledad.

Hoy solemnidad de los difuntos, la Eucaristía será ofrecida por todos los hermanos y hermanas fieles difuntos de la Cofradía y especialmente por los hermanos y familiares que nos han dejado este año:

  • Cristóbal Díaz
  • Elisa Rincón
  • Rafaela Rodríguez
  • Angelita Almirón
  • Rafael Mariscal
  • Manuel Pozo
  • María del Carmen Peinado
  • José Cáceres
  • Pepa Buzón
  • Alberto Gallardo
  • Miguel Ángel Gordillo
  • Antonio Jesús Santos

Lectura del santo Evangelio según san Juan (14,1-6)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»

Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»

Palabra del Señor

Creemos por fe que la muerte no es el final de la existencia humana, sino la entrada en una condición de vida nueva y definitiva.
Creemos en la muerte pero no en la muerte ajada de los cementerios, que hace temblar nuestro corazón y angustia nuestra existencia, sino en la muerte vencida, dada la vuelta por Jesucristo.

Oremos hoy por nuestros difuntos, oremos por los que ya partieron «a las moradas del Padre» y todavía no han sido purificados del todo. Que nuestra oración les sirva de ayuda y consuelo. Pasarán los días, pero nuestro amor y nuestros gestos hacen que se mantengan vivos nuestros recuerdos.

¡No os hemos olvidado hermanos difuntos!

A través de nuestro canal de YouTube podrá seguir en directo la celebración del 2° Día de Triduo.

1° Día Triduo Nuestra Señora de la Soledad

Hoy a las 20.30 horas dará comienzo el primer día de Triduo a Ntra Sra de la Soledad.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5,1-12)

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

Palabra del Señor

Hoy es el día de Todos los Santos. La fiesta de los que ya llegaron: «Una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar».

Los santos brillan hoy allá arriba, pero todo empezó aquí abajo, cuando nadie todavía podía imaginar que habían escogido la mejor parte; cuando pasaban desapercibidos o, peor aún, parecía que llevaban las de perder; cuando tomaron el camino difícil, desconcertante de las Bienaventuranzas. Prefirieron la luz a la oscuridad, eligieron lo bello a lo feo, escogieron lo bueno a lo malo y prefirieron la vida a la muerte. Vivieron un hollyowins eterno a un Halloween comercial y fiestero.
Hoy también es el día de todos nosotros, llamados a ser santos, hoy es el día de dar gracias a Dios porque no dejan de apuntar por todas partes brotes de una nueva manera de vivir, al estilo de aquella que Jesús nos presentó como camino hacia el Padre. Gente honrada, amigos de verdad, fieles a la palabra dada, sin odio en el corazón, generosos, compasivos… que buscan la verdad, la bondad y la belleza a la mentira, la maldad y la fealdad.

¡No está del todo este mundo perdido! No en vano lleva ya Dios mucho tiempo trabajando, silenciosamente, el corazón de cada hombre, de todos los hombres, como levadura en la masa y hará crecer esa semilla. Dios hará que ese fermento acabe transformando toda la masa. Y un día el mundo entero, redimido, sonreirá feliz como un inmenso campo llenos de flores abiertas.

¡Felicidades!

La celebración de hoy será retransmitido en directo a través de nuestro canal de YouTube.

Evangelio 30° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40)

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»

Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

Palabra del Señor

Lo peor que le puede pasar a una verdad es darla falsamente por supuesta, pensar que se la tiene, sin tenerla. El Evangelio de este Domingo nos habla de una verdad, la del amor, que a nadie se le ocurre rechazar ni discutir pero que ha dejado de sorprendernos. El mandamiento del amor nos suena a sabido. Ese amor difícil, casi inalcanzable, que nos propone Jesús, no es ya para nosotros una meta que debamos conquistar. Es, simple y tristemente, una historia que nos aburre de puro sabida. Es eso: un supuesto. Al cristiano, el amor se le supone.

Esa fue la irremediable ceguera de los fariseos: se creían tan buenos que no se les pasaba por la cabeza ponerse a tiro del perdón.

Habían separado a Dios de la vida y pensaban que podían convivir perfectamente el culto al Señor y el abuso del hermano. Por eso Jesús -“Maestro”-decide añadir algo que no le habían preguntado: “El segundo es semejante al primero: amarás a tu prójimo como a ti mismo“. ¿Por qué es “semejante“? Porque Dios toma partido por el hombre, sobre todo por el débil. Consecuentemente, quien no ama a los otros, se está poniendo enfrente del Señor. Dios se ha metido en el hermano. Tanto que va a tomar como hecho a Él todo cuanto hagamos al prójimo.

Todavía añade Jesús una frase clave: “Estos dos mandamientos sostienen la ley entera y los profetas“. Lo que da sentido a los sacrificios y a las ofrendas, lo que hace que toda la ley no se desmorone como un andamiaje sin vida, lo único que puede hacer de verdad feliz la vida del pueblo, lo que va a conseguir que un día se den por bien empleados todos los afanes y luchar por un mundo mejor…., no es más que una cosa: el amor. Pero un amor así, con los pies en el suelo. Con los dos palos de la Cruz bien soldados: el que nos lleva a Dios y el que nos hace abrazar al hermano.

Se trata, ciertamente, de una verdad perenne, que a pesar de los siglos no ha perdido su lozanía: AMA, NO HAY OTRO DON.

¡Feliz Domingo!