Evangelio del Jueves Santo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (26,14-25)

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso:

«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó:

«ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: «El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.»»

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.

Mientras comían dijo:

«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:

«¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió:

«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:

«¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió:

«Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor

Me conmueve esta insistencia litúrgica en proponernos ayer y hoy prácticamente la misma escena, desde otra perspectiva: ayer el evangelista Juan, hoy Mateo. Pero la historia es la misma: la traición, la ruptura.

Comienza la cena, y todos intuyen que ha llegado la hora. Pero la señal del mundo nuevo no será una conspiración contra el orden establecido, sino su sangre derramada, testimonio de su vida entregada sin condiciones. La señal es un poco de pan partido, fermento de un mundo unido en una comunión sin precedente. La señal es un maestro arrodillado ante sus discípulos para lavarles los pies.

El vino nuevo es derramado, y huele bien la voluntad de Dios ¡Pobre Judas que no lo comprendió y creyó poder remediar un vestido viejo con una pieza nueva! La copa de la Nueva Alianza ya está de mano en mano. Ha nacido el mundo nuevo, fundado en el amor del Siervo.

Celebración de la Palabra

El Jueves Santo a las 10:30 h todos los hermanos de Jesús Nazareno, y en especial los que participan en la Estación de Penitencia, compartirán un momento íntimo de oración en el patio del Colegio de Jesús Nazareno.

La entrada se realizará por la puerta del Colegio de Jesús Nazareno, que estará abierta desde las 10:00 h.

Tras la finalización del mismo se dará apertura a la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno para que la ciudad de Córdoba pueda visitar a nuestros Sagrados Titulares y permanecerá abierta hasta las 13 h.

Detalle de Hermanamiento

Un Martes Santo más hemos ofrecido dos ramos de flores a los titulares de nuestra Hermandad hermana de la Agonía.

Una representación de nuestra Cofradía ha visitado a nuestros hermanos del Naranjo en la Santa Iglesia Catedral, antes de su salida, para entregarle sendos ramos y desearles que tengan una buena Estación de Penitencia por las calles de nuestra ciudad y poder disfrutar del Señor de la Agonía y de su bendita Madre de la Salud.

Evangelio del Domingo de Ramos

Lectura del santo evangelio según. San Mateo (26,14–27,66)

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:

-«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

-«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó

-«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: «El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.»

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.

última cena

Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:

-«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:

-«¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió:

-«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido. »

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:

-«¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió:

-«Tú lo has dicho.»

Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

-«Tornad, comed: esto es mi cuerpo.»

Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:

-«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre. »

Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.

Entonces Jesús les dijo:

-«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: «Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.» Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.»

Pedro replicó:

-«Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»

Jesús le dijo:

-«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. »

Pedro le replicó:

-«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »

Y lo mismo decían los demás discípulos.

Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:

-«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»

Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Y dijo:

-«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»

Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:

-«Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.»

Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.

Dijo a Pedro:

-«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil. »

De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:

-«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.»

Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:

-«Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.»

Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:

-«Al que yo bese, ése es; detenedlo.»

Después se acercó a Jesús y le dijo:

-«¡Salve, Maestro!»

judas

Y lo besó. Pero Jesús le contestó:

-«Amigo, ¿a qué vienes?»

Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.

Jesús le dijo:

-«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar.»

Entonces dijo Jesús a la gente:

-«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»

Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas.

En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:

-«Éste ha dicho: «Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días.»»

El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:

-«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?»

Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:

-«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.»

caifas

Jesús le respondió:

-«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.»

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:

-«Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?»

Y ellos contestaron:

-«Es reo de muerte.»

Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:

-«Haz de profeta, Mesías; ¿Quién te ha pegado?»

Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:

-«También tú andabas con Jesús el Galileo.»

Él lo negó delante de todos, diciendo:

-«No sé qué quieres decir.»

Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:

-«Éste andaba con Jesús el Nazareno.»

Otra vez negó él con juramento:

-«No conozco a ese hombre.»

pedro

Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:

-«Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»

Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:

-«No conozco a ese hombre.»

Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.

Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:

-«He pecado, he entregado a la muerte a un inocente.»

Pero ellos dijeron:

-«¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»

Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:

-«No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.»

Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor.»

Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:

-«¿Eres tú el rey de los judíos?»

Jesús respondió:

-«Tú lo dices.»

Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:

-«¿No oyes cuántos cargos presentan contra fi?»

Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado.

Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:

-«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? »

Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:

-«No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él.»

Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: –

«¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»

Ellos dijeron:

-«A Barrabás. »

Pilato les preguntó:

-«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»

Contestaron todos:

-«Que lo crucifiquen.»

Pilato insistió:

-«Pues, ¿qué mal ha hecho?»

Pero ellos gritaban más fuerte:

-«¡Que lo crucifiquen!»

Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:

-«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»

Y el pueblo entero contestó:

-«¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»

Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo:

-«¡Salve, rey de los judíos!»

flagelacion

Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos».

Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:

-«Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»

Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:

-«A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»

Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesus

Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:

-«Elí, Elí, lamá sabaktaní.»

Es decir:

-«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:

-«A Elías llama éste.»

Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber. Los demás decían:

-«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»

Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. 

Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:

-«Realmente éste era Hijo de Dios.»

cruz

Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro.

A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:

-«Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: «A los tres días resucitaré.» Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: «Ha resucitado de entre los muertos.» La última impostura sería peor que la primera.»

Pilato contestó:

-«Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis. »

Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.

Palabra del Señor

En vísperas de su pasión y muerte, Jesús hace su entrada triunfal en Jerusalén

Jesús quiere que no nos engañemos cuando, en los próximos días, lo veamos apurar el cáliz hasta el fondo. No quiere que nos quedemos en la superficie negra de su pasión y muerte.

Quiere que lo veamos bajo esta luz profética del Domingo de Ramos: ese Jesús, a quien veremos sufrir y morir, acabará venciendo a la muerte con su muerte: «Bendito el que viene en el nombre del Señor».

Que vivas una Santa Semana Santa y que el Espíritu del Señor haga resucitar algo de tu vida.

¡Feliz Domingo de Ramos!

¡Feliz Semana Santa!

Nombramiento del Ilmo. Sr. D. Antonio Prieto Lucena

La Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima Nazarena, San Bartolomé y Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina quiere expresar su más sincera felicitación al Ilmo. Sr. D. Antonio Prieto Lucena, Vicario General de la Diócesis de Córdoba, por su reciente nombramiento como nuevo Obispo de la Diócesis de Alcalá de Henares.
Le deseamos nuestros mejores deseos y que nuestros Sagrados Titulares le acompañen en este nuevo ministerio.

Solemnes Via Crucis con Jesús Nazareno

Esta noche, Viernes de Dolores, a partir de las 21:00 h tendrá lugar el rezo del piadoso ejercicio del Via Crucis presidido por nuestro sagrado titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno, por las calles del barrio, con el siguiente recorrido: Plaza del Padre Cristóbal, Jesús Nazareno, Yerbabuena, Buen Suceso, Plaza de Juan Bernier, Arroyo de San Rafael, Plaza de San Lorenzo, Roelas, Plaza de San Rafael, Plaza de Juan Bernier, Buen Suceso, Jesús Nazareno y Plaza del Padre Cristóbal.

Desde las 19:45 h, la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno permanecerá abierta al público en general para que puedan visitar a nuestros titulares y puedan asistir al acto de Bendición de los nuevos faroles del paso de Jesús Nazareno.

Recordamos a todos los hermanos que participarán en el Via Crucis, que tendrán que estar a las 20:15 h en la Iglesia Hospital. Se ruega a todos los participantes que acudan las señoras vestidas de negro y los caballeros con traje oscuro y corbata negra.

Bendición de los Faroles del paso de Jesús Nazareno

Hoy, Viernes de Dolores, a las 20 horas en la Iglesia Hospital se celebrará la Bendición y Presentación de los nuevos faroles del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Se adelanta dicho acto, previsto inicialmente para la mañana del Jueves Santo, para que nuestros hermanos y el pueblo de Córdoba puedan disfrutar desde hoy de esta obra de arte, ante la gran espectación generada.

La Bendición la realizará nuestro Consiliario, D. José Luis Moreno Modelo, y las puertas de la Iglesia Hospital se abrirán a las 19.45 horas para que puedan acceder todas las personas que deseen asistir al acto.

Solemne Via Crucis

Este Viernes, 31 de Marzo, a las 21 horas celebraremos el Rezo del Via Crucis con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno por las calles de la Feligresía. Por indicación de la Policía Local de Córdoba, nos hemos visto obligados a cambiar el recorrido del mismo.

El nuevo recorrido, pendiente de decreto, será Plaza del Padre Cristóbal, Jesús Nazareno, Yerbabuena, Buen Suceso, Plaza de Juan Bernier, Arroyo de San Rafael, Plaza de San Lorenzo, Roelas, Plaza de San Rafael, Plaza de Juan Bernier, Buen Suceso, Jesús Nazareno y Plaza del Padre Cristóbal.

Evangelio 5° Domingo de Cuaresma

Domingo de Pasión

Lectura del santo Evangelio según san Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45)

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.»

Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba.

Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.»

Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.

Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»

Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»

Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»

Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»

Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»

Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?»

Le contestaron: «Señor, ven a verlo.»

Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!»

Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?»

Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa.

Dice Jesús: «Quitad la losa.»

Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.»

Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?»

Entonces quitaron la losa.

Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.»

Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera.»

El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario.

Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar.»

Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Palabra del Señor

Este Jesús no tiene arreglo. Su empeño de tirar de nosotros hacia arriba, lo va poniendo todo en solfa. Nos va despegando, desinstalando. Unas veces la toma con el pan, otras con el agua y la sed, con la luz y la ceguera. Lo va a relativizando todo. Y a pesar de nuestra comodidad de querer ver las cosas como siempre, Jesús, con infinita paciencia, sigue despertando nuestra sed, nuestra hambre y nuestras ganas de verlo todo con otra óptica, desde un horizonte más amplio.

Hoy le toca el turno a la vida. Es el paso más atrevido. Para conseguir que nos cuestionemos la vida, nada mejor que empezar demostrándonos que tiene poder sobre ella. Para una arriesgada catequesis como ésta, todo un milagrazo: hacer que un muerto de cuatros días vuelva a la vida. Todo planeado minuciosamente: las personas, las distancias, los encuentros, cada palabra. Con un final impresionante:

«¡Lázaro, ven fuera!». Y Lázaro ahí, vivo.

La catequesis está servida. Una catequesis en la que Jesús nos va ayudando, primero en Marta, luego en María, a subir peldaño a peldaño, desde el desaliento a la esperanza, desde la ceguera a la luz. Y en la que, como de paso, va dejando caer conceptos cuyo significado profundo no alcanzamos todavía comprender: «tu hermano resucitara». «Yo soy la resurrección y la vida». «El que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre».

Nos resulta difícil dar el salto de la fe: creer que este pobre cuerpo al que vemos desmoronarse, que esta pobre vida que tenemos tan mezclada con muerte, van a brillar un día sin sombra alguna de tristeza, sin límite alguno de tiempo.

Un día lo comprenderemos todo: el día en que Él, rota las cadenas de la muerte, haga su entrada solemne en la Vida. Una vida ya sin asomos de muerte, ni de tristeza; sin el pellizco de pensar que algún día pueda escapársenos de las manos tanta dicha.¡Gracias, Lázaro! Porque aunque sabemos que volviste a morir, tu pequeña victoria de hoy nos prepara al paladar para saborear, cuando llegue el gran momento, la victoria definitiva de Jesús sobre la muerte. Nos ayuda a descubrir que, para nosotros también, la muerte tiene ya dos puertas: una de entrada y otra de salida. Y eso la hace menos terrible. Definitivamente menos terrible. En esta Vida creemos, hacia esa Vida caminamos. Esa certeza es la que nos mantiene en pie la esperanza mientras seguimos -mortales todavía- a este lado de la vida.

¡Feliz Domingo!

Andrés Valverde tendrá una calle en Córdoba

La Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba ha aprobado este miércoles rotular la calle que está situada entre la calle Puerta de Plasencia y la calle Álvaro Paulo con el nombre de Pasaje Andrés Valverde Luján, en recuerdo de nuestro hermano que falleció en abril de 2020.

Un auténtico ejercicio de justicia poética con una figura esencial de nuestra Cofradía y de la Semana Santa de la Córdoba contemporánea.

Nuestro hermano Andrés Valverde Luján nació en Córdoba el 16 de julio de 1936 en el seno de una familia de artesanos y tallistas, ingresó en el taller familiar a los 12 años de edad para comenzar su aprendizaje con su padre, Rafael Valverde Toscano, gran maestro tallista de reconocido prestigio, a la vez que compaginaba sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios. No fue hasta la década de los 60 cuando pasó a establecerse por su cuenta, montando un taller dedicado a la carpintería artesanal.

En los años 70, con motivo del resurgir de las cofradías en Córdoba, comienza su faceta más conocida en el mundo cofrade. Multitud de pasos y tronos llevan su magistral firma, tanto en la capital cordobesa como en muchos lugares de la geografía española, aunque caben destacar los trabajos realizados en Córdoba capital en el paso del Señor de la Caridad, al Stmo. Cristo de la Misericordia y sobre todo el gran trabajo desarrollado en los pasos de María Santísima Nazarena y Nuestro Padre Jesús Nazareno, su cofradía.

Como Hermano Mayor del Nazareno desarrolló una labor incansable al frente de la misma.

Desde el año 1978 hasta el año 1995, varias fueron las épocas en la que fue elegido Hermano Mayor y durante los cuales hizo crecer tanto en nómina de hermanos como en extenso y rico patrimonio. De sus expertas manos son todos los diseños y trabajos realizados durante esa época.

Además de los pasos de los Titulares de nuestra Cofradía, la cruz de guía, ciriales, varas de acompañamiento, Corona de María Santísima Nazarena, entre otros llevan su magistral firma. Toda la labor para las cofradías cordobesas hizo que le reconociesen con el título de «Cofrade Ejemplar» de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, en el año 2007.

Para esta Junta de Gobierno es un honor y orgullo que nuestro hermano tenga el reconocimiento que se merece.