3° Premio Concurso de Cruces

¡¡¡Nuestra Cofradía está de enhorabuena!!!

El jurado del Concurso de Cruces 2023 ha concedido a la Cruz de Nuestra Cofradía con el TERCER PREMIO dentro de la modalidad de Casco Histórico.

¡¡¡Felicidades a todos los hermanos de la Cofradía!!!

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Evangelio IV Domingo de Pascua

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10)

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor

Jesús, a lo largo de su vida, fue dando forma a esa manera nueva de ser «pastor».
Jesús no sólo entra por la puerta, y llama a las ovejas por su nombre, y las saca afuera para que coman, retocen y vivan, sino que Él mismo es la puerta: «Yo soy la puerta de las ovejas». Jesús está reclamando para así el tratamiento que le corresponde: el del señor. Quien crea en Él deberá reconocerlo como su único Señor. El es la puerta, la única puerta. Así absoluto, exclusivo. «El que no entra por la puerta es ladrón y bandido». Todo el que, diciendo que cree en Él, quiere mandar de otra manera, tendrá que vérselas con Jesús.

Ahora bien, Jesús no es una puerta que cierra, sino una puerta que libera. Su apriscos no es una cárcel, sino un refugio para no perecer en la tormenta. No ha venido a condenar a todo el que no entra por el aro, sino a ofrecer la salvación a todos los que quieran. Partidario insobornable de la vida y de la liberación. Abogado más que juez. Amigo y padre: «He venido para que tengan vida»

Hacen falta pastores así. Como Jesús, el Buen Pastor. Para que Él pueda seguir, en ellos, llamando, y entregándose, y salvando. Pastores con su sello inconfundible. Dispuestos a mandar-sirviendo. Dispuesto a dar la vida. Nada de rebajas para hacerlo más fácil. Nada de bajar el listón para que aumente el número. A tope.
Pidamos al Señor, en esta Jornada mundial por las vocaciones, que siga enviando obreros a sus mies que refleje el rostro de tu Hijo el Buen Pastor.
¡Feliz Domingo!

Evangelio 3° Domingo de Pascua

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (24,13-35)

Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo:

«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».

Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:

«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».

Él les dijo:

«¿Qué?».

Ellos le contestaron:

«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».

Entonces él les dijo:

«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».

Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:

«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.

Pero él desapareció de su vista.

Y se dijeron el uno al otro:

«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».

Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor

Parece tan fácil, tan simple.»Se les abrieron los ojos y lo reconocieron». Pero no es nada sencillo. Abrirle los ojos del alma y reconocer al Señor resucitado es el final de un largo camino, el fruto del diálogo difícil que requiere mucho tiempo entre Dios y un hombre libre. Toda una obra de arte, hecha a la medida de cada corazón.

Ocurrió en la fracción del pan. «Sentado a la mesa con ellos, tomo el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio». Fue ahí donde lo reconocieron, donde tuvieron la «experiencia» de Jesús resucitado. Pero ese camino arranca de muy atrás.

Unos hombres vienen de vuelta, desanimados y triste. Tan desanimados, que no le han hecho mella los rumores de una aparición de ángeles que decía que Jesús ha resucitado. Tan en lo suyo vienen, que apenas perciben que se le ha juntado un nuevo compañero de camino: Jesús mismo. «Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo». Ver con los ojos del cuerpo es rápido y sencillo, otra cosa es ver con los ojos del corazón. Pero no importa. Jesús ya está ahí, caminando junto a ellos. Ha entrado en sus vidas, y ahora empieza a ver la manera de entrar en su corazón.

Antes que nada, hay que hacer algo para poner en marcha a unos hombres tocados de desaliento. Lo primero, hacerles salir de sí mismo, provocar su desahogo. «¿Qué conversación es esa que tenéis mientras voy de camino?» Hay que romper el cerco de la soledad, tender puentes al diálogo. Y nace una primera corriente de comunicación.

Luego hay que empezar a construir. Lo primero enseñar a ver todo lo sucedido con unos ojos diferente: «empezando por Moisés y siguiendo por los profetas» pero con una clave nueva:»¿No era necesario que el Mesías pareciera esto para entrar en su gloria?».

Andar juntos un trozo de camino, compartir preocupaciones y sentimientos, dejar que la palabra de Dios lo bañe todo con una luz diferente. Falta el último paso: que sus corazones tomen la iniciativa de invitar libremente al forastero para que entre sus vidas:»Quédate con nosotros». A Jesús no le gusta andar por ahí llamando a las puertas, y no suele manifestarse a quien antes no ha tenido el gesto de ofrecer algo de su pobreza.

Ahora sí. La hospitalidad ha hecho posible que haya sobre la mesa una buena hogaza de pan. Y que Jesús, al partirla, pueda al fin hacerse presente, manifestarte, en ese gesto suyo, tan característico…

Largo y difícil, maravilloso camino para todos los que queremos seguir a Jesús. Así es el camino de Emaús, hay que vivir plenamente todas sus etapas sino nunca podremos tener la experiencia del Señor resucitado. Y sin tenerla, ¿cómo podemos ser sus testigos?

¡Feliz Domingo!

Entrega de la leche de la campaña «Comparte tu Desayuno «

En la mañana de hoy, la Vocalía de Caridad de la Cofradía ha hecho entrega de más de 150 litros de leche a la Cáritas Parroquial de San Andrés.

Recordamos que esta partida forma parte de la campaña de recogida de alimentos «Comparte tu Desayuno» que nuestros hermanos han donado a lo largo de la pasada Cuaresma.

Y como no podía ser de otro modo, hemos querido aportar nuestro granito de arena a a la Cáritas Parroquial de nuestra Parroquia de San Andrés, que realiza una gran labor en favor de las personas más desfavorecidos de nuestra feligresía.

Cruz de Mayo 2023

Se acerca el final de abril y y nuestra tradicional Cruz de Mayo, ¡¡¡ya está aquí!!!

¡Ambiente familiar, Cocina Casera y precios populares!

Del 27 de abril al 1 de mayo nos volveremos a encontrar en nuestra plaza favorita, la Plaza del Padre Cristóbal, para celebrar un año más nuestra tradicional Cruz de Mayo, la más antigua de nuestra Ciudad.

Durante estos días viviremos momentos de Hermandad, de convivencia y de alegría en este enclave tan especial para los hermanos de Jesús Nazareno.

¿Y te lo vas a perder?
No te lo pienses y vente a «la Cruz de toda la vida», vente a la Cruz del Nazareno.

¡¡¡Te esperamos!!!

Rotulación del Pasaje Andrés Valverde Luján

El próximo viernes, 21 de abril, a las 20.30 hrs., tendrá lugar la rotulación de la calle en honor a nuestro hermano D. Andrés Valverde Luján.

El acto será en la calle que está situada entre la calle Puerta de Plasencia y la calle Álvaro Paulo y que a partir de ahora se denominará Pasaje Andrés Valverde Luján.

Dichas placas serán bendecidas por nuestro Consiliario, el Rvdo. P. D. José Luis Moreno Modelo.

Es un momento importante para nuestra Cofradía, por lo que sería bonito que los hermanos de nuestra Cofradía estuviéramos todos acompañando a Manolo y Mariano, hijos de nuestro querido Andrés y a su vez homenajeando a la persona que dió su vida por nuestra Cofradía.

X Aniversario de la Beatificación del Padre Cristóbal

Hoy, Domingo de la Divina Misericordia, en el desierto del Bañuelo hemos celebrado el X aniversario de la Beatificación del Padre Cristóbal.

Ha sido una jornada preciosa y fraternal que hemos compartido con las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno Franciscanas, y con toda la gran Familia Nazarena, venida de numerosos puntos de España.

La Santa Misa, ha sido presidida por nuestro Consiliario, el Rvdo. P. D. José Luis Moreno Modelo. Tras la Misa los grupos jóvenes de la Hermandad de Villaviciosa y de nuestra Cofradía, han procesionado a la Virgen de Villaviciosa hasta el Eremitorio del Padre Cristóbal. Mientras peregrinábamos hacía la casa del Padre Cristóbal, hemos rezado el Santo Rosario. Ha sido un momento muy bonito cuando los más peques han depositado a la Stma. Virgen en la Capilla del Desierto del Bañuelo.

Después hemos compartido un día de convivencia, donde nuestra Cofradía ha compartido el almuerzo con los mayores de nuestra Residencia, el verdadero tesoro que posee nuestra Cofradía.

Para terminar el día Carlos & Carito nos han acercado más a Jesús Nazareno y al Padre Cristóbal con sus canciones de música católica.

Felicitar la Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno Franciscanas y a toda la Familia Nazarena por el regalo de vivir este día tan bonito.

Evangelio del 2° Domingo de Pascua, Domingo de la Misericordia

Lectura del santo Evangelio según san Juan (20, 19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.

El Señor Resucitado sigue apareciéndose a sus discípulos agazapados por el miedo y el temor y, siempre les trae paz. En esta ocasión no estaba Tomás y cuando le comunican llenos de alegría que han visto al Señor, él no les cree, necesita ver para crecer, tocar para asegurarse. Es la fe de tantos que necesitan evidencias para creer. Jesús subrayó su incredulidad para facilitarnos el camino a tantos pobres mortales que nos veríamos después en parecidas circunstancias.

Con la resurrección la fe aprende a vivir de pura confianza en Jesús resucitado, la misma que arrancará de Tomás una de las mas hermosas y sencilla profesión de fe: ¡Señor mío y Dios mío!

Sin duda que hoy las palabras de Jesús nos suenan a gloria: «Dichosos los que crean sin haber visto». Ahí estamos todos los que hemos creído que Jesús está vivo sin que nuestros ojos lo hayan podido comprobar. Estas palabras de Jesús nos saben a palmada de amigo sobre el hombro.

Tu, ¿de qué lado estás: del primer Tomás «si no veo… no creo», o del segundo «¡Señor mío y Dios mío!? Hay una manera fácil de descubrirlo: comprobar si por nuestra banda, el Reino de Dios crece o va perdiendo terreno.

¡Feliz Domingo de la misericordia!

Agradecimientos

Una vez finalizada la Semana Santa con la gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y aún con el regusto dulce de un Jueves Santo espléndido, el Hermano Mayor y la Junta de Gobierno de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima Nazarena, San Bartolomé y Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina quiere agradecer a todos sus hermanos y devotos su disposición, saber hacer y comportamiento durante la Estación de Penitencia.

Agradecer al equipo de Mayordomía y Priostría todas las horas de trabajo que a lo largo de estos meses han robado a sus familias para lograr que nuestros Sagrados Titulares lucieran a la altura que ellos se merecen.

Asimismo, agradecemos a las empresas Velas Lama, Floristería los Patios y LaTienda del Cofrade, por su dedicación y profesionalidad hacía nuestra Cofradía.

A todos los hermanos y devotos que participaron en la Estación de Penitencia, con una mención especial a nuestro Consiliario, el Rvdo. P. D. Jose Luis Moreno Modelo, al Rvdo. P. D. Rafael Sánchez Cazorla, a la Superiora de la Casa de Córdoba Hermana Maria del Carmen Pérez y a nuestra Sacristana la hermana Yovana por acompañarnos y ofrecernos con sus testimonios de vida consagrada a Dios un ejemplo a seguir.

A la querida Hermandad de Nuestra Señora de Villaviciosa, por acompañarnos durante la Estación de Penitencia.

A nuestro Capataz Francisco Luis Castaño Romero y a todo su equipo de auxiliares, así como a las cuadrillas de Costaleros de nuestros Sagrados Titulares, que con su trabajo durante los ensayos y su generoso esfuerzo el Jueves Santo, mostraron a Jesús Nazareno y a María Santísima Nazarena con una sensibilidad y plasticidad que conmovió a toda la ciudad de Córdoba.

No queremos dejar pasar la oportunidad de agradecer a todos los hermanos, que año tras año continúan fieles a su túnica negra el Jueves Santo acompañando a Jesús Nazareno y su Bendita Madre Nazarena, y a todos los hermanos, niños y mayores, que por primera vez han participado de la Estación de Penitencia. Esperamos que la experiencia haya sido enriquecedora para ellos y que Jesús Nazareno iluminara su camino y María Santísima Nazarena les acompañara y sostuviera en su dura penitencia.

A todos los servidores y auxiliares que estuvieron velando y cuidando de todas las personas que participaron en el cortejo.

Un recuerdo muy especial a las personas que este año no han podido estar el Jueves Santo junto a Jesús Nazareno por sus problemas de salud o trabajo, que no desesperen que los tuvimos muy presentes durante toda la procesión y los esperamos con los brazos abiertos en años venideros.

Agradecer y felicitar a Manuel Valverde y a su hermano Mariano, por todo el cariño y el trabajo desarrollado estos meses en la ejecución de los faroles que a partir de este año alumbrarán a Jesús Nazareno sobre el paso Procesional que magistralmente diseñara su padre Andrés Valverde para mayor Honor y Gloria de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

No tenemos palabras para dar las gracias a todas las familias que, fruto de su cariño y devoción, han hecho posible este importante proyecto. Que Jesús Nazareno los premie como Él solo puede hacerlo.

A las Hermanas Hospitalarias y a toda la comunidad del Colegio de Jesús Nazareno, pilares fundamentales de esta Casa Hopitalaria Nazarena, por apoyarnos y estar siempre cerca de la Cofradía.

Y por último, a toda la ciudad de Córdoba por el respeto, silencio y recogimiento que nos brindó al paso de nuestra Cofradía, esperamos que con nuestro testimonio los hayamos podido acercar un poco más a Jesús Nazareno y a María Santísima Nazarena.

Agradecer a las Fuerzas de Orden Público su trabajo y su presencia para que todo discurriera con normalidad, así como a todos los sanitarios que cuidaron de todas las personas que se sintieron indispuestas.

Desde hoy mismo comenzamos a trabajar con la vista puesta a la próxima Srnana Santa con el deseo de seguir incrementando la familia Nazarena.

Evangelio Domingo de Resurrección

Lectura del santo Evangelio según san Juan (20,1-9)

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor

Anoche volvimos a escuchar el grito que cambiará para siempre al mundo, que reescribirá la vida de los hombres:

¡Cristo resucitó y está vivo!

Del grano muerto de trigo, brotó el milagro de la espiga nueva. Una vida diferente, sin sombra alguna de muerte, se hizo dueña de la situación dentro de aquel sepulcro vigilado. Y desde aquel punto, lenta pero imparable, esa Vida comenzó a sanar desde dentro toda la podredumbre del mundo.

Ya no hay motivo para el miedo, dejas las lágrimas propias del Vienes Santo, deja la tristeza del Sábado Santo y corre y salta de alegria como las mujeres y los discípulos, porque Cristo está vivo.

Atrévete, hermano a gritar hoy y siempre ¡Cristo vive! Porque es el grito de guerra de los que creemos en Jesús y nos da una clave nueva para entender las cosas de siempre: el tiempo, el amor, la cruz, el sufrimiento, la vida, el otro…¡Cristo vive! Hay que gritarlo a los cuatro vientos. Qué tristeza tan grande no enterarse de esta noticia: ¡Hay tanta gente necesitando saberlo!

¡Cristo vive en mi! Solo una vida que cruce las fronteras de la existencia terrena merece ser llamada verdadera. Ahora todo es diferente, ahora vivo de verdad.

¡Aleluya!

¡Feliz Pascua de Resurrección!