Presentación del Cartel de Cuaresma

En la mañana de hoy ha tenido lugar la presentación del Cartel de Cuaresma de la Cofradía para este año.

Brillante y emotiva la exaltación realizada por Rafael Fernández, que en primera persona ha recordado multitud de momentos y experiencias vividas en la Casa de Jesús Nazareno.

Finalmente, junto al Hermano Mayor de la Cofradía, han descubierto el Cartel de Cuaresma de la Cofradía para este año 2021, y en el que Manuel Velasco, basándose en una imagen de Jesús Nazareno, ha reflejado magistralmente la figura del Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina, las Hermanas Hospitalarias y la Casa Madre.

Queremos desde estas líneas felicitar y agradecer a Rafael Fernández y a Manuel Velasco por el compromiso que han tenido con nuestra Cofradía y por ofrecernos un gran acto que será difícil de olvidar.

Evangelio 2° Domingo de Cuaresma

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor

EL DIOS QUE NOS FORTALECE Y PURIFICA

En este tiempo de Cuaresma recibimos una insistente llamada a «volver a Dios», a reencontrarnos vitalmente con él. Pero es esencial que nos preguntemos a «qué Dios» debemos volver, cuál es el rostro de ese Dios al que queremos mirar cara a cara y vivir para él. Las lecturas de este día son una gran ayuda para purificar ideas, vivencias, sentimientos que podrían no coincidir con el auténtico rostro de Dios manifestado en Cristo Jesús.

Cuando he tenido ocasión de leer y comentar la primera lectura con grupos de adultos y jóvenes, invitándoles a que expresaran libremente sus reacciones… se amontonaban las preguntas: Por ejemplo: ¿Dios pone a prueba? Resulta contradictorio que Dios «violente» a sus seguidores y se arriesgue a perderlos si tropiezan con sus «pruebas». Pero además: ¿No lo sabe todo Dios? ¿Para qué necesita hacer esas «comprobaciones»? Este Dios que pide el sacrificio de Isaac, ¿no parece un poco sádico, aunque al final interviniese para que Abraham no lo llevase a cabo? ¿Es aceptable un dios que pide semejantes cosas? Y con respecto a Abraham: ¿Se nos está proponiendo como modelo una «obediencia ciega»? No parece muy modélico que alguien pretenda poner en práctica semejante barbaridad. Y es cierto que «en el nombre de Dios» se han cometido y se cometen auténticas atrocidades, o exigencias absurdas… que ocurre cuando se conoce poco o mal el rostro de Dios (es el caso de Abraham, que apenas comenzaba a conocer a Dios) y cuando falta un «discernimiento» adecuado para valorar lo que creemos que nos pide.

Digamos por tanto algunas claves para situar el texto y aplicarlo a nuestra vida:

Lo primero es que la revelación de Dios en la Biblia es progresiva, a lo largo de muchos siglos. Su rostro se va clarificando y purificando con el paso del tiempo. No encontramos en la Biblia un «único» rostro de Dios, ni es posible hacerlos compatibles entre sí, porque no lo son. Y, como ha dicho repetidamente la Iglesia, no se puede interpretar un texto, prescindiendo del resto de la Biblia. Y particularmente los cristianos tenemos que contar con Jesús de Nazareth y su definitiva revelación del rostro de Dios (Evangelio de hoy).

En segundo lugar: ¿De dónde sacó Abraham esa petición de Dios? Porque es claro que Dios «no da voces», ni conversa como lo hacemos nosotros. El hombre aprende a escuchar su voz en el fondo del corazón, es una intuición profunda, una inquietud… que se mezcla a menudo con otras voces. El hombre de Dios tiene que aprender a discernir. Eran frecuentes en las religiones del entorno de Abraham los sacrificios humanos. Y Abraham «siente» que Dios le pide algo similar. No conocía suficientemente a Dios. Y aunque le cuesta, aunque no entiende, aunque se revuelve por dentro… decide hacer caso a aquella voz: es un hombre obediente, y se pondrá en camino con Isaac, pero… sin renunciar a seguir discerniendo. Dios mismo acudirá en su ayuda… para hacerle ver que él no es como los otros dioses que reclaman sacrificios humanos, y para agradecerle su capacidad de sacrificio y renuncia. Abraham, aunque fuera por error, ha mostrado que Dios está por encima de comprender, por encima de sus intereses, por encima de sus deseos de futuro, por encima de su idea de Dios. Y confía en la Promesa que Dios le había hecho. En esto sí que es «padre de los creyentes».

Y nos plantea un reto para nuestra Cuaresma: Isaac era un regalo de Dios, era como la recompensa recibida por haberle obedecido, dejando atrás su tierra y poniéndose en camino sin saber siquiera a dónde: «a la tierra que yo te mostraré». Era, por tanto, algo bueno, ese hijo era un don de Dios. Aprendemos, por tanto, que Dios nunca nos pedirá que renunciemos a lo bueno, a sus dones, y que siempre estará de parte de la vida, protegiéndola. Pero siempre queda el peligro, la tentación, de «adueñarnos», sentirnos propietarios de sus dones, hacer de ellos nuestra seguridad, hasta el punto de olvidar de quién nos vienen, a quién pertenecen realmente, y qué sentido o significado tienen. Nuestro punto de apoyo no deben ser nunca los bienes recibido de Dios… sino Dios mismo, y por tanto, tendremos que estar siempre dispuestos a renunciar incluso a lo que nos parece imprescindible, sin dudar de que «Dios proveerá», como le va explicando Abraham a su hijo por el camino hacia el monte Moriah. Es el Dios que provee y que bendice. Es el «Dios de los dones».

Por último hay que renunciar de una vez de hacer responsable a Dios de nuestras tentaciones, o de decir que «nos pone a prueba». Nos dice la Carta de Santiago: «¡Feliz el hombre que soporta la tentación! Superada la tentación, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le aman. Ninguno, cuando sea tentado, diga: ‘Es Dios quien me tienta’; porque Dios no es tentado por el mal ni tienta a nadie. Cada uno es tentado por el propio deseo que lo arrastra y seduce». (Santiago, 1,12-13)

Mirando ya hacia el Evangelio:

Jesús ve llegar momentos difíciles, se «huele» el fracaso y la muerte a la vuelta de la esquina. Más pronto que tarde, su vida se verá envuelta en la oscuridad y será tronchada. Y necesite encontrarse con el Padre, buscando un poco de luz y de fortaleza. La cercanía, la confianza y el encuentro con el Padre son indispensables para superar los momentos difíciles, para no venirse abajo, ante la soledad de tomar decisiones difíciles… y ante el desconcertante silencio de Dios. Nos advertirá más adelante: «Orad para no caer en tentación».

Por otro lado, los tres discípulos que le acompañan andan también «confundidos», como Abraham, sobre los caminos de Dios. No aceptan un Mesías fracasado, sufriente, entregado, sacrificado, sin poder ni gloria. Y Jesús tiene que ayudarles a discernir los caminos de Dios, su «voluntad». Esto vale mucho hoy para la Iglesia: la entrega silenciosa, el silencio, la humildad, el sacrificio, el huir de la gloria, prescindir de todo tipo de ostentaciones…

En la escena que contemplan aparecen tres «personajes». En primer lugar Elías, que representa a los profetas: Ellos hablaban en nombre de Dios -«oráculo del Señor»- anunciadores de la novedad de Dios, del futuro que Dios siempre abre para su pueblo, anunciadores del Mesías. Por su parte, Moisés fue el fundador del Pueblo, el redactor de la Ley, el guía hacia la Tierra Prometida, que mana leche y miel. Y en tercer lugar, el propio Dios, representado -como en el Éxodo- por la nube y una voz que pide: «escuchadle». Los tres rodean a Jesús… y «desaparecen», quedando Jesús como único protagonista. Es decir: Jesús es el Nuevo Moisés, fundador de un nuevo pueblo, de una nueva alianza, de una nueva ley, un nuevo guía hacia la plenitud. Jesús es el nuevo «profeta» que anuncia y abre el futuro de Dios, ya no harán falta más portavoces de Dios: Jesús es el único, es la Palabra de Dios. Por eso también «desaparece» Dios de la escena porque ahora será Jesús, el Hijo Amado, la nueva presencia de Dios entre los hombres (Hebreos, 1, 1-2)

Algunas conclusiones para nuestro camino cuaresmal:

Invitación urgente al encuentro calmado con Dios, para que él nos ayude a discernir sus caminos, purificar su rostro, y para ser fortalecidos ante la tentación y las pruebas que llegarán en algún momento. En esa oración no puede faltar la Palabra que es Jesús, escuchándole. Y dejándonos acompañar por él cuando toque «bajar del monte» a la dura realidad de la vida.

El dolor, el fracaso, la oscuridad, el sinsentido, el silencio de Dios… se abrirán a la luz de la Pascua, son camino para la gloria… si los vivimos confiando en Dios. No se esfumarán las dificultades que puedan presentarse, como no desapareció la Cruz del horizonte de Jesús, a pesar de ser su Hijo Amado. Pero la esperanza en el Dios de la vida y de la Luz… nos ayudarán a superarlas. Como hizo Jesús. Contemplarle, escucharle, seguirle… es el único camino para el triunfo.

El Cartel más Solidario

Mañana a las 13:00 h. en la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno tendrá lugar la presentación del Cartel que ha elaborado para este año tan particular D. Manuel Velasco basado en un montaje fotográfico cargado de simbolismo con la imagen de Jesús Nazareno como protagonista.

Tras la exaltación de Cuaresma que realizará Rafael Fernández y que se podrá seguir en directo a través del Canal de Youtube de la Cofradía, se mostrará a todos los presentes el diseño de la obra, que se podrá adquirir a la finalización del acto a cambio de un donativo de 1€.

En esta ocasión, la Junta de Gobierno de la Cofradía ha decido que tenga un carácter benéfico, ya que todos los beneficios se destinarán a la bolsa de Caridad de la Cofradía. De esta forma se quiere continuar con la labor asistencial y de ayuda a los más necesitados en estos momentos tan complicados.

En breve se informará de los lugares donde se podrán obtener los mismos para colaborar con la Vocalía de Caridad de la Cofradía.

Recordamos a todas las personas que deseen acudir al acto, que el aforo estará limitado a las dimensiones de la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno y que se han de respetar todas las medidas de distanciamiento social e higiene impuestas por las Autoridades Sanitarias. Se recuerda la obligatoriedad del uso de la mascarilla y se tomará la temperatura a todas las personas que accedan al interior del templo.

Comienzo de una Nueva Andadura

No es fácil emprender  nuevos caminos. Pero la  Cuaresma es una convocatoria especial de Gracia, en la que el Señor nos brinda la oportunidad para emprender una vida nueva en todo lo que somos y hacemos, en nuestros proyectos y relaciones con Dios, con los demás y en nuestro posicionamiento ante las cosas y acontecimientos.

No es mi palabra, sino la del Nazareno que nos repite en su Evangelio: “Para una nueva andadura hay que nacer de nuevo”  y no podemos poner remiendos en tela vieja. Rejuvenecer en el espíritu y carisma de vuestra Cofradía, conlleva una verdadera conversión a Jesús Nazareno y su Evangelio, a su Santísima Madre María Nazarena que nos lleve a vivir como ellos a cada paso la Voluntad de Dios y las actitudes de sus bienaventuranzas. Asumir este camino con alegría nos conducirá con seguridad al monte de la felicidad en la realización plena de nuestra vocación humana, cristiana y cofrade.

Para recorrerlo nos ponemos en las mejores manos, las del Nazareno y su Santísima Madre, cargando cada uno con su propia cruz y ayudando a llevar la de los demás, como hizo vuestro fiel cofrade y Consiliario, refundador del Hospital de Jesús Nazareno y fundador de nuestra familia Hospitalaria de Jesús Nazareno, Beato P. Cristóbal de Santa Catalina.

En el monte del Calvario, donde entrega el Nazareno su vida como gesto definitivo de Amor obediente al Padre y de su amor a la humanidad donde entrega su vida para redimirla y donde también nos dio a María por Madre, puso el P. Cristóbal su mirada de fe y esperanza, como meta de Santidad, porque captó que solo allí, se da la plena liberación de la humanidad oprimida. Allí todos fuimos lavados, purificados y redimidos con la sangre del Nazareno derramada en la Cruz. Esa es la dinámica esencial de la Historia de salvación: Alcanzar por el misterio de la cruz, la gloria de la Resurrección. Ese es el principio y fin de la Buena Noticia del Evangelio que hemos de anunciar con la alegría de la FE y de la Esperanza en la Palabra del Nazareno que nos dice: “ El que de su vida por Amor a Mi y a sus prójimos necesitados, la encontrará glorificada” . Dar la vida unos por otros nos lleva a la Vida, en cambio los egoísmos y el desamor engendran muerte.

 Lo entendió muy bien El Bto. P. Cristóbal cuando olvidado de sí mismo, vino a Córdoba para ser el remedio de tanto pobre, convirtiéndose en alegría y Buena noticia para tanto hambriento, enfermo y marginado. Él nos enseñó con su ejemplo a ser libros vivos y abiertos del Evangelio. La Buena noticia del Nazareno antes de proclamarla con la boca o escribirla en bellos libros, hay que escribirla e imprimirla en el corazón, orarla en las entrañas, no tanto con la verborrea de rezos rutinarios normativos, cuanto con la sangre del corazón, con la vida hecha oración en la intimidad del ser, donde debe ser leída, oída, meditada, gustada, amada, acariciada y convertida en aliento vital del espíritu. Todo esto solo ocurre si nos abrimos a la dinámica del Espíritu Santo, a su gracia que obra en nosotros. Entonces podremos cantar: “El Espíritu de Dios está sobre mi y me ha enviado a anunciar la alegría a los más pobres…” La docilidad y fidelidad al Espíritu nos convertirán en Evangelios vivos, libros abiertos donde se pueda leer el mensaje del Evangelio, escrito en la carne del corazón, donde a cada paso se pueda borrar la vida equivocada anterior y escribir la nueva vida que nos pide el Nazareno, en virtud y coherencia. Con ese mensaje se abre la Cuaresma: ¡C O N V E R T I O S!

 Entonces seremos Comunidad y Cofradía mensajera de la Alegría del Evangelio, como hoy nos pide el Papa Francisco y como nuestro hermano Cofrade, consiliario y Fundador, Padre Cristóbal de Santa Catalina, nos dejó escrito con su propia vida sintetizada en su testamento. Hoy como ayer y siempre nos lo seguirá repitiendo desde su ser ya beatificado por la Iglesia:

“BUSCAD POR ENCIMA DE TODO LA GLORIA DE DIOS Y SU REINO, GUARDAD VUESTRA INSTITUCIÓN ( COMUNIDAD , COFRADÍA ) CUYA ESENCIA ES LA CARIDAD, CON GRAN HUMILDAD DE SI MISMOS, CON GRAN CARIDAD DE LOS POBRES, AMANDOSE UNIDOS EN EL SEÑOR”

Este es nuestro proyecto común, de carácter universal, válido para todo Cristiano, para todo tipo de Comunidad: familiar, eclesial, religiosa, cofrade, voluntariado…). Es el Evangelio concentrado. Los mandamientos de Dios resumidos, para que todos lo apliquemos a nuestro estado, trabajo o misión. Coincide con el mandamiento Nuevo del Nazareno: AMAOS, Y NO HAY MAYOR AMOR QUE EL QUE DA LA VIDA POR LOS QUE AMA”

 La trayectoria de la Historia de vuestra Cofradía gira en torno a este rescoldo de “Amor – Caridad”. Allá por el Siglo XIV los cofrades tejedores hicieron hermandad con el fin de encender el fuego de la caridad cristiana en su pequeña ermita de San Bartolomé, presidida por Jesús atado a la columna. Luego con ciertos arreglos de imagen se convertiría en el Jesús Nazareno actual. Bella imagen que nos habla del camino de “Amor crucificado” que llevamos dicho. En 1579 el gobierno de la Cofradía pasa a la aristocracia cordobesa, El Sr. Obispo Martín de Córdoba y Mendoza, aprueba las nuevas reglas e incorpora como título principal la advocación de Jesús Nazareno, que presidía su ermita, para que animase el espíritu de la misericordia en los cofrades. El Nazareno les recordaría que frente a la limpieza de sangre que exigían como requisito de pertenencia, cuidasen de exigirse a sí mismos, con mayor ardor, la limpieza de corazón que EL pide en su Evangelio. D. José Baldecañas y Herrera Hno. Mayor en 1626-1639 así lo debió entender cuando promocionó el refugio de pobres, y estableció cuadrillas de cofrades para recoger a los enfermos abandonados, ejercicio organizado para vivir la caridad con el prójimo necesitado que se comprometió a vivir la Cofradía en su primitivo origen.

 De 1664-1673 cayó en crisis la cofradía. Careció de Hno. Mayor por nueve años, había flaqueado la Caridad que antes les mantenía vivos. El hospitalillo estaba en paro. Pero la Providencia del Nazareno, vino a despertarla inspirando al eremita Padre Cristóbal, que dejara la vida del desierto y bajase a Córdoba para que le ayudara a llevar la cruz, cargando sobre sus hombros la misión de socorrer a los pobres de aquella época: Ancianas, mujeres tullidas, niñas abandonadas, y una larga lista de otros necesitados. El gobierno de la cofradía, le cedió generosamente el hospitalito para que comenzase en él, esta misión que el Nazareno le había dado, con la garantía de su promesa: “Mi Providencia y tu fe, tendrán esto en pie”.

 El candidato a Hno Mayor fue en 1673 Andrés Fdez. De Córdoba, Conde de Torres Cabrera, quien vió, que el Padre Cristóbal era el Hombre promovido por la Providencia que necesitaba la Cofradía, para reavivar el fuego de la Caridad, esencial en su Identidad, pues era: “ Humilde, sencillo, pobre, despojado de sí mismo, alegre, bondadoso, compasivo, misericordioso, discreto, de relaciones cordiales y pacífica, abierto, respetuoso; de una fe firme, de una esperanza recia y de una caridad fuera de lo común, capaz de realizar las mas sacrificadas obras por servir a Dios, a los pobres y a las necesidades espirituales de la Cofradía. Hombre penitente en continuo camino de conversión, cuya sabiduría interior y magisterio espiritual, sería capaz de animar y renovar la vida cristiana de los cofrades. Hombre de grandes valores Humanos, capacidad de organización y administrativa, ideal para gobernar el hospital; Actitud orante lleno de la experiencia de Dios que daría esplendor a los cultos cofrades, como Capellán y Consiliario de la Cofradía” Todo un regalo del Nazareno a su Cofradía.

 A la luz de su Magisterio y ejemplo de su Caridad ardiente, anduvimos 238 años juntos: Cofradía y Congregación Hospitalaria de Jesús Nazareno, hasta 1911 en que la Hermandad se extingue. Con ocasión del III Centenario del Nacimiento del Padre Cristóbal, renace de las cenizas por un tiempo fugaz de dos años: 1938-1939. Mas tarde en 1972 se reorganiza por segunda vez tras ser aprobados sus estatutos el 24 de Marzo 1972 con el título de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima Nazarena, que cogió la antorcha abandonada, con el fin que marcan vuestras reglas, y que ahora os toca a vosotros conducirla por buen camino manteniendo la llama del espíritu y carisma encendida, Como queda dicho.

  • Reanimando y potenciando el Espíritu de caridad (que animó la vida de los hermanos anteriores) con la ancianidad desvalida acogida en la casa Hospital de Jesús Nazareno y su entorno.
  • Fomentando y difundiendo la devoción a los titulares Jesús Nazareno y María Nazarena, mediante la practica de las virtudes cristianas, y el seguimiento en espíritu y verdad de Jesús Nazareno y María Santísima Nazarena, camino hacia la santidad que os marcó vuestro Cofrade y Consiliario Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina.
  • Tributarles con mucho amor el culto debido tanto en las funciones religiosas litúrgicas, como en los desfiles procesionales y demás obras realizadas en su Honor.

En 1990 celebramos el III Centenario de la muerte del Padre Cristóbal y fue notable vuestra participación. Lo mismo ocurrió en el año 2007; codo a codo trabajamos cofradía y Congregación Religiosa de Hermanas Hospitalarias en la apertura y clausura del proceso del milagro que posibilitó la Beatificación de Nuestro Padre Cristóbal, el día 7 de abril del 2013. Juntos la preparamos, la celebramos, la gozamos y dimos gracias por tanta gracia y maravilla. Ahora tras la beatificación, el Nuevo gobierno de la Cofradía, comienza su andadura y se le abre un nuevo horizonte, sobre la base de la humildad y el fuego de la Caridad y el reto es seguir activando con énfasis nueva, los valores humanos y espirituales heredados y continuar en fraternidad unidos en el Señor la gran tarea de esta Hermandad recogida en vuestras reglas. Y en honor de vuestro Cofrade y Consiliario, Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina, activar juntos el paso definitivo de su glorificación plena por la canonización en Roma. Esta Gracia será más segura, si nosotros avanzamos en santidad de vida viviendo el espíritu y carisma que él nos dejó, como familia de Jesús Nazareno que sigue las huellas y voluntad de, vuestros titulares JESUS NAZARENO Y SU SANTISIMA MADRE NAZARENA. Fuentes de amor, de servicio, de verdad y de luz en las que bebió, nuestro Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina.

Artículo realizado por la Hermana María del Carmen Fernández Villar para el Boletín de Cuaresma del año 2014.

Evangelio 1° Domingo de Cuaresma

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Palabra del Señor

DESIERTOS


Nuestra vida, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie… puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones». (San Agustín)

Algunas personas me dicen en confianza: Cuaresma, «convertirse». Eso no va mucho conmigo: ya procuro ser buena persona, y, quitando los fallos que cualquiera tiene en su vida cotidiana, tampoco tengo «grandes pecados». No pocos lo piensan, aunque no lo digan.

Seguramente venga bien aclarar alguna cosa. Mala estrategia habría sido, si Jesús hubiera comenzado su misión riñendo a la gente, o llamándoles, así por las buenas, «pecadores». No habría captado la atención ni la ilusión de tantos. Jesús vino a traer una buena noticia, especialmente dirigida a los que se sienten peor, a los «excluidos» por su condición de pecadores, a la gente sencilla. Y lo que les pide es «abrir las mentes», mejor «cambiar las mentes» para que puedan entender, acoger y vivir su «Buena Noticia». Algo parecido a lo que le dijo aquella noche a Nicodemo: «nacer de nuevo», cambiar de esquemas mentales, costumbres y actitudes… para abrirnos a la gran novedad del Evangelio. Los parches y barnices no valen, solo esconden. No hay que entender, por tanto, esta llamada a la conversión como un simple «hacer revisión general y pasar a confesarse». Ni se trata de insistir y remachar por enésima vez que «somos pecadores». Pues ya lo sabemos. Más bien, con palabras de San Pablo: Es la oportunidad e invitación a crecer “hasta que todos alcancemos el estado de hombre perfecto y la madurez de la plenitud de Cristo” (Ef 4,13).

La cuaresma da comienzo con Jesús apartándose al desierto, durante un período de 40 días. En seguida nos viene a la memoria la travesía de aquel pueblo esclavo en Egipto, que fue invitado por Dios a introducirse en el desierto durante cuarenta años. O Elías, que huye al monte de Dios, en medio del desierto, cuando se encuentra deprimido, desconcertado y desesperado. Como también aquel profeta llamado Juan Bautista que vivía retirado en el desierto… Pues, ¿qué tiene el desierto? De entrada no resulta un lugar muy atrayente.

Nos puede ayudar el caer en la cuenta de todo lo que lo que se queda atrás en los casos que acabo de mencionar. Israel vivía para el trabajo y sin libertad. Un trabajo esclavizante, agobiante, sin sentido, y en pésimas condiciones laborales y sociales. Por otra parte, como pueblo, se encuentran divididos, buscando cada cual sobrevivir como pueda, «pasan» del hermano; y han olvidado sus raíces: sus valores, sus tradiciones, sus compromisos de siempre, lo que para ellos había sido tan importante; su trato con Dios y en su trato entre ellos (la Alianza). No es muy distinto de lo que pasa hoy a muchos.

En cuanto a Elías: Se empeñó en luchar por una sociedad más justa, plantando cara a los poderes políticos que se aprovechaban del pueblo. Denunció las desigualdades sociales y la corrupción y al final… se vino abajo: no consiguió los resultados que pretendía. Parece que el Pueblo (tanto los de arriba como los de abajo) se conforma con la situación. El profeta invocó el poder de Dios y… ¡nada! Su oración no parece ser escuchada. Y encima se burlan de él por acudir a Dios, le desprecian, le acosan, intentan quitarle de en medio… Total, que se le desmorona todo… y huye al desierto deseando morir. Es el cansancio y la desilusión de los luchadores, de las personas limpias, con valores…

Y respecto a Juan Bautista: La Alianza (el compromiso ético y religioso que el pueblo había hecho con Dios), se ha arrinconado.¡Qué más da lo que quiera Dios, su voluntad! No nos resuelve nuestros problemas. Y han cambiado al Dios que les dio la libertad por otros diosecillos ajenos a su realidad cotidiana, aunque conserven algunas costumbres, ritos y prácticas religiosas «vacías». Se ha impuesto un estilo de vida individualista y egoísta. Haría falta un nuevo diluvio purificador. «Convertirlo» todo y a todos a Dios. Y Juan Bautista se va al desierto, a los orígenes. Es necesario tomar distancia de lo que hay y de lo que nos pasa. Y poner en el centro de todo el Amor, esa Alianza nueva y eterna que sellará Jesús con su sangre.

Moisés, Elías y el Bautista pensaron que era mejor arriesgarse e intentar hacer algo nuevo. Era necesario que cada cual se reencontrase a sí mismo, pero también recomponer la comunidad, el pueblo, los cimientos, lo que les ayude a superar las dificultades. Y como en el desierto no hay nada más que uno mismo y Dios, es el mejor lugar para plantearse un cambio, para descubrir las propias tentaciones y enfrentarlas. No es un lugar para quedarse: el futuro, el horizonte no pueden faltar en ese «lugar».

Realmente el desierto no es «un lugar» sino una situación existencial. Creo que en estos momentos que vivimos el desierto ha venido a nosotros. Se nos ha echado encima. Se nos han borrado los caminos, nos aprieta el cansancio y el desánimo, nuestra situación como comunidad humana se ha deteriorado, hemos tenido que dejar atrás tantas cosas y personas y proyectos y…

Pero nos hace falta ahora escuchar la voz de Dios en el silencio. Identificar nuestras tentaciones. Discernir las ideas (e ideologías), rutinas, costumbres y planteamientos que nos impiden abrirnos a la novedad de Dios, a su proyecto del Reino. Entrar en nuestro cuarto. Y descubrir la fuente de Agua Viva que es Jesús y que brota desde nuestro interior. Pero también hay que trazar caminos/futuro. El Papa Francisco nos ha ido señalando muchos de ellos. Resalto especialmente su llamada a construir la Fraternidad Humana, Todos Hermanos, desde la perspectiva del Buen Samaritano, desde la compasión y la misericordia.

Nos harán falta más de 40 días, claro. Pero podemos recordar y aprender… que del desierto Dios es capaz de sacar la vida, de hacer un Pueblo Nuevo donde todos puedan ver nuestro amor y a nadie falte lo necesario para vivir y amar.

La Cofradía en el programa Paso a Paso

En el programa de ayer de Paso a Paso de Canal Sur la Cofradía y toda la Casa de Jesús Nazareno estuvo muy bien representada por Las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, en la figura de la Hna. Mari Carmen Pérez, superiora de la Casa Madre, Víctor Molina, Hermano Mayor de la Cofradía y Manuel Valverde, hermano de la Cofradía y artesano e hijo de una larga saga de artesanos de la madera.

Participaron en el programa que dirige José Antonio Luque con motivo de la celebración del Vía Crucis de la Agrupación de Cofradías que presidirá la sagrada imagen de Jesús Nazareno y que sirve de celebración por los 50 años de la Reorganización de la Cofradía.

En un día tan especial también queremos tener presentes a tantas y tantas personas que ya no están entre nosotros y que tan importantes han sido para la Cofradía, nos acompañan con su presencia en el rezo piadoso del Vía Crucis que tendrá lugar a partir de las 18:00 h. por las naves de la Santa Iglesia Catedral.

En el enlace siguiente a partir del minuto 28 podéis escuchar y disfrutar de las palabras de cariño y recuerdo a todos ellos.

Programa Paso a Paso de Canal Sur

La Hermandad del Nazareno: Hospitalaria por Vocación.

Con este título, hermanos del Nazareno, quisiera recoger lo que yo entiendo que ha sido, es y será una de las características más fundamentales de esta corporación nazarena. Lo digo desde su historia y desde la propia experiencia, con un fraterno deseo de animar a seguir avanzando en esta dirección.

Cuando se trata de comprender una cosa se hace absolutamente necesario ir a su génesis, es decir, a sus comienzos. Allí encontramos su razón de ser y el objetivo hacia el que se encamina. Así pues, tenemos que concluir que nuestra Cofradía es por esencia “hospitalaria”, en el sentido más genuino de la palabra. Si nos vamos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos encontramos entre sus dos primeras definiciones lo siguiente: “1. adj. Que socorre y alberga a los extranjeros y necesitados; 2. adj. Que acoge con agrado o agasaja a quienes recibe en su casa.”

Esto es lo que desde siempre se ha difundido desde esa bendita casa en la que vive el Nazareno: el socorro, la acogida y el agrado. Tres rasgos que resumen esa hospitalidad franciscana que el Bto. Padre Cristóbal encarnará y propondrá como estilo de vida a todos los que quieran caminar tras las huellas del Nazareno.

Consiliario y cofrade ejemplar, Cristóbal de Santa Catalina es, ante todo, un hermano de Jesús que quiere vivir este espíritu hospitalario, convirtiéndose en un hombre que acoge a todos los que encuentra en el viaje de su vida con el deseo de que todos se encuentren en Jesús Nazareno.

El Papa Francisco ha definido a la Iglesia como “hospital de campaña”, que tiene como misión primera socorrer y cuidar aquí y ahora las verdaderas heridas del ser humano, las enfermedades del alma que sólo pueden sanar con grandes dosis de misericordia.

En el contexto actual en el que se desarrolla el devenir del mundo cofrade, nuestras hermandades tienen la preciosa tarea de ser esos lugares privilegiados desde los que
se difunda esa “medicina” que hoy tanto se necesita dentro y fuera de la propia Iglesia.
Las cofradías han de ser, más que nunca, “puntos de encuentro” con Dios y con los demás, nuestros hermanos. Hogares de puertas abiertas a todos aquellos que hasta ellas llegan, independientemente del motivo que hasta ellas las conduce.

Familias, en definitiva, donde a todos se valoran no por lo que tienen sino por lo que son. Así serán, de forma más o menos consciente, escuelas de vida cristiana en las que se enseña la práctica del amor fraterno y los valores que se recogen en la Buena Noticia de Jesucristo, la única respuesta satisfactoria a los interrogantes más profundos del corazón humano.

Mis queridos amigos, sed lo que sois ¡Qué regalo y qué responsabilidad ser cofrade hoy! Sois por vocación esa parte de la Iglesia que tiene que salir por las calles de nuestra sociedad para aliviar los sufrimientos de aquellos con quienes compartimos el camino, llevando en el corazón, las palabras y los gestos al Dios que se entrega a través vuestra a todos los que encuentra a su paso.

Hermanos del Nazareno, gracias por ser lo que sois y ánimo en vuestra hermosa tarea. Contad conmigo y con mi oración.

Artículo escrito por el Rvdo. P. D. Juan José Romero Coleto para el Boletín de Cuaresma de 2017

Evangelio 1º Viernes de Cuaresma

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 9, 14-15

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole:
—«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo:
—«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos?
Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.»
mi causa la salvará. ¿De qué le sirve  a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?»

¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los discípulos de Jesús no hacemos las cosas por no llamar la atención o seguir la corriente a los demás; ni tampoco para llevar la contraria a los que no comparten nuestras convicciones. Hacemos las cosas para seguir a Jesús, para vivir como Él y estar en comunión con Él.

El ayuno no es lo más importante, no tiene valor en sí mismo; nos sirve si es para nosotros un medio para estar con Jesús; nos aparta de Dios si lo absolutizamos y hacemos del privarnos de cosas algo más importante que el llenarnos de Dios.

Señor Jesús, enséñanos el sentido del ayuno.

Que sepamos ayunar de todo lo que nos separe de Ti, aunque sea bueno, de todo lo que nos encierra en nosotros mismos y no nos deja mirar y amar a los hermanos.

Que nuestro ayuno de alimento y de cosas nos impulse a comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre; nos anime a fortalecer la amistad contigo y a alimentarnos de tu Palabra, de tu amor.

Que el ayuno nos ayude a vivir no para nosotros mismos, a vivir para Ti, Señor, que nos amaste hasta la entrega, y a vivir, también, para los hermanos.

El Cristianismo es una Persona

La experiencia pascual de Jesús de Nazaret, el Cristo, se convierte en la Buena Noticia para el ser humano que busca el auténtico rostro del Dios Vivo. Es la Buena Noticia que debe fundamentar toda la fe cristiana como su esencia más legítima y más auténtica, porque, “el Cristianismo no vive de una nostalgia, celebra una presencia”. (Leonardo Boff).

Juan Pablo II, en el Primer encuentro de la juventud católica Suiza que aconteció el 5 y 6 de Junio del 2004, decía: “El Cristianismo es una persona, una presencia, un rostro: Jesús, que da sentido y plenitud a la vida del hombre…. No tengáis miedo de encontraros con Jesús. Es más, buscadle en la lectura atenta y disponible de la Sagrada Escritura, en la oración personal y comunitaria; buscadle en la participación activa en la Eucaristía; buscadle al encontraros con un sacerdote en el sacramento de la Reconciliación; buscadle en la Iglesia, que se os manifiesta en los grupos parroquiales, en los movimientos y en las asociaciones; buscadle en el rostro del hermano que sufre, que tiene necesidad, o que es extranjero”.

Ante la pregunta: ¿Qué es lo más característico del Cristianismo?…, Podrían darse muchas respuestas como el amor al prójimo, la revelación de Dios como Padre de todos los hombres, la resurrección de los muertos, la organización jerárquica de la Iglesia…, pero serían respuestas parciales. Lo verdaderamente esencial y particular del Cristianismo es una persona, Jesús de Nazaret (su propia existencia, sus palabras y obras, su muerte y su triunfo sobre la muerte, la resurrección).. En definitiva, el Cristianismo no es una ideología o un código de verdades a las que es preciso adherirse para salvarse, sino un encuentro vital con Jesús de Nazaret, el Dios con nosotros.

Recuerda unas palabras magníficas de Benedicto XVI en la Catequesis sobre San Cirilo de Alejandría: “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da vida a un nuevo horizonte… Dios es eterno, nació de una mujer y permanece con nosotros todos los días. Vivimos con esta confianza y en ella encontramos el camino de nuestra vida” (3-10-2007).

Cada cristiano debe buscar y encontrarse con Jesús, y hallar desde Él razones para esperar, para confiar y para vivir… En definitiva, una serie de elementos para interpretar críticamente su propia existencia y los hechos que ocurren a su alrededor.

La instancia crítica última para el cristiano no es la familia, ni el derecho, ni la moda, ni las masas populares, ni las costumbres de los pueblos… sino JESÚS DE NAZARET, MUERTO Y RESUCITADO. ´Él es quien desenmascara el profundo ateísmo (vivir sin Dios) de muchos aparentes creyentes, desautoriza cualquier autoridad que no sea servicio a los demás y respeto a las minorías, critica falsas piedades que “con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado, más que revelado, el genuino rostro de Dios y la religión” (G.S.19)

Artículo realizado por el Rvdo. P. D. Francisco Baena Calvo  para el Boletín de Cuaresma de 2012.