Son las 19:30 h, los pocos niños que ya se encuentran en el local de la Cofradía preguntan incansablemente si falta mucho para que llegue el Paje. Entre saltos, gritos y carreras intentan hacer que el tiempo pase mucho más rápido.
De repente se escuchan tambores, todos los presentes se agolpan a las puertas del local para ver pasar a la caravana del Cartero Real de la hermandad del Cristo de Gracia, que a ritmo de tambores y cornetas va repartiendo caramelos por las calles del barrio.
Una vez que se despejó la calle y los tambores dejaron de escucharse, la incesante batería de preguntas de los niños reanudaron con más insistencia: ¿A que hora llega el Paje? ¿Que hora es? ¿Falta mucho?… Nunca se hicieron tan largos los 15 min que tardó el Paje Real en aparecer por la puerta de la Cofradía, acompañado de sus 3 ayudantes.
En ese momento en el local de la Cofradía no cogía un alfiler, los niños saltaban de alegría ansiosos por conocer al Paje, algunos con sus cartas, otros espectantes por conocer que regalos les habrían traído.
Uno por uno fueron acercándose al Emisario Real y dándole a conocer cuáles eran sus deseos, si se habían portado bien, haciéndose una fotografía con él y recogiendo los presentes que Sus Majestades les habían enviado con su Emisario de confianza.
En la puerta del local los niños con sus padres intentaban adivinar qué sería ese paquete envuelto en colores vivos, no obstante disfrutaban jugando con un globo, o contando la cantidad de caramelos que había podido recoger.
Una de las palabras más escuchadas ayer fue: gracias, y ese es el mejor regalo de todos, el que nos trajo el Paje Real a los cofrades de Jesús Nazareno, poder ver la ilusión de los niños que ayer disfrutaron de una tarde de magia y esperanza. Ese es nuestro mayor regalo, las caras donde se refleja que todos los esfuerzos valen la pena.