No es fácil emprender nuevos caminos. Pero la Cuaresma es una convocatoria especial de Gracia, en la que el Señor nos brinda la oportunidad para emprender una vida nueva en todo lo que somos y hacemos, en nuestros proyectos y relaciones con Dios, con los demás y en nuestro posicionamiento ante las cosas y acontecimientos.
No es mi palabra, sino la del Nazareno que nos repite en su Evangelio: “Para una nueva andadura hay que nacer de nuevo” y no podemos poner remiendos en tela vieja. Rejuvenecer en el espíritu y carisma de vuestra Cofradía, conlleva una verdadera conversión a Jesús Nazareno y su Evangelio, a su Santísima Madre María Nazarena que nos lleve a vivir como ellos a cada paso la Voluntad de Dios y las actitudes de sus bienaventuranzas. Asumir este camino con alegría nos conducirá con seguridad al monte de la felicidad en la realización plena de nuestra vocación humana, cristiana y cofrade.
Para recorrerlo nos ponemos en las mejores manos, las del Nazareno y su Santísima Madre, cargando cada uno con su propia cruz y ayudando a llevar la de los demás, como hizo vuestro fiel cofrade y Consiliario, refundador del Hospital de Jesús Nazareno y fundador de nuestra familia Hospitalaria de Jesús Nazareno, Beato P. Cristóbal de Santa Catalina.
En el monte del Calvario, donde entrega el Nazareno su vida como gesto definitivo de Amor obediente al Padre y de su amor a la humanidad donde entrega su vida para redimirla y donde también nos dio a María por Madre, puso el P. Cristóbal su mirada de fe y esperanza, como meta de Santidad, porque captó que solo allí, se da la plena liberación de la humanidad oprimida. Allí todos fuimos lavados, purificados y redimidos con la sangre del Nazareno derramada en la Cruz. Esa es la dinámica esencial de la Historia de salvación: Alcanzar por el misterio de la cruz, la gloria de la Resurrección. Ese es el principio y fin de la Buena Noticia del Evangelio que hemos de anunciar con la alegría de la FE y de la Esperanza en la Palabra del Nazareno que nos dice: “ El que de su vida por Amor a Mi y a sus prójimos necesitados, la encontrará glorificada” . Dar la vida unos por otros nos lleva a la Vida, en cambio los egoísmos y el desamor engendran muerte.
Lo entendió muy bien El Bto. P. Cristóbal cuando olvidado de sí mismo, vino a Córdoba para ser el remedio de tanto pobre, convirtiéndose en alegría y Buena noticia para tanto hambriento, enfermo y marginado. Él nos enseñó con su ejemplo a ser libros vivos y abiertos del Evangelio. La Buena noticia del Nazareno antes de proclamarla con la boca o escribirla en bellos libros, hay que escribirla e imprimirla en el corazón, orarla en las entrañas, no tanto con la verborrea de rezos rutinarios normativos, cuanto con la sangre del corazón, con la vida hecha oración en la intimidad del ser, donde debe ser leída, oída, meditada, gustada, amada, acariciada y convertida en aliento vital del espíritu. Todo esto solo ocurre si nos abrimos a la dinámica del Espíritu Santo, a su gracia que obra en nosotros. Entonces podremos cantar: “El Espíritu de Dios está sobre mi y me ha enviado a anunciar la alegría a los más pobres…” La docilidad y fidelidad al Espíritu nos convertirán en Evangelios vivos, libros abiertos donde se pueda leer el mensaje del Evangelio, escrito en la carne del corazón, donde a cada paso se pueda borrar la vida equivocada anterior y escribir la nueva vida que nos pide el Nazareno, en virtud y coherencia. Con ese mensaje se abre la Cuaresma: ¡C O N V E R T I O S!
Entonces seremos Comunidad y Cofradía mensajera de la Alegría del Evangelio, como hoy nos pide el Papa Francisco y como nuestro hermano Cofrade, consiliario y Fundador, Padre Cristóbal de Santa Catalina, nos dejó escrito con su propia vida sintetizada en su testamento. Hoy como ayer y siempre nos lo seguirá repitiendo desde su ser ya beatificado por la Iglesia:
“BUSCAD POR ENCIMA DE TODO LA GLORIA DE DIOS Y SU REINO, GUARDAD VUESTRA INSTITUCIÓN ( COMUNIDAD , COFRADÍA ) CUYA ESENCIA ES LA CARIDAD, CON GRAN HUMILDAD DE SI MISMOS, CON GRAN CARIDAD DE LOS POBRES, AMANDOSE UNIDOS EN EL SEÑOR”
Este es nuestro proyecto común, de carácter universal, válido para todo Cristiano, para todo tipo de Comunidad: familiar, eclesial, religiosa, cofrade, voluntariado…). Es el Evangelio concentrado. Los mandamientos de Dios resumidos, para que todos lo apliquemos a nuestro estado, trabajo o misión. Coincide con el mandamiento Nuevo del Nazareno: AMAOS, Y NO HAY MAYOR AMOR QUE EL QUE DA LA VIDA POR LOS QUE AMA”
La trayectoria de la Historia de vuestra Cofradía gira en torno a este rescoldo de “Amor – Caridad”. Allá por el Siglo XIV los cofrades tejedores hicieron hermandad con el fin de encender el fuego de la caridad cristiana en su pequeña ermita de San Bartolomé, presidida por Jesús atado a la columna. Luego con ciertos arreglos de imagen se convertiría en el Jesús Nazareno actual. Bella imagen que nos habla del camino de “Amor crucificado” que llevamos dicho. En 1579 el gobierno de la Cofradía pasa a la aristocracia cordobesa, El Sr. Obispo Martín de Córdoba y Mendoza, aprueba las nuevas reglas e incorpora como título principal la advocación de Jesús Nazareno, que presidía su ermita, para que animase el espíritu de la misericordia en los cofrades. El Nazareno les recordaría que frente a la limpieza de sangre que exigían como requisito de pertenencia, cuidasen de exigirse a sí mismos, con mayor ardor, la limpieza de corazón que EL pide en su Evangelio. D. José Baldecañas y Herrera Hno. Mayor en 1626-1639 así lo debió entender cuando promocionó el refugio de pobres, y estableció cuadrillas de cofrades para recoger a los enfermos abandonados, ejercicio organizado para vivir la caridad con el prójimo necesitado que se comprometió a vivir la Cofradía en su primitivo origen.
De 1664-1673 cayó en crisis la cofradía. Careció de Hno. Mayor por nueve años, había flaqueado la Caridad que antes les mantenía vivos. El hospitalillo estaba en paro. Pero la Providencia del Nazareno, vino a despertarla inspirando al eremita Padre Cristóbal, que dejara la vida del desierto y bajase a Córdoba para que le ayudara a llevar la cruz, cargando sobre sus hombros la misión de socorrer a los pobres de aquella época: Ancianas, mujeres tullidas, niñas abandonadas, y una larga lista de otros necesitados. El gobierno de la cofradía, le cedió generosamente el hospitalito para que comenzase en él, esta misión que el Nazareno le había dado, con la garantía de su promesa: “Mi Providencia y tu fe, tendrán esto en pie”.
El candidato a Hno Mayor fue en 1673 Andrés Fdez. De Córdoba, Conde de Torres Cabrera, quien vió, que el Padre Cristóbal era el Hombre promovido por la Providencia que necesitaba la Cofradía, para reavivar el fuego de la Caridad, esencial en su Identidad, pues era: “ Humilde, sencillo, pobre, despojado de sí mismo, alegre, bondadoso, compasivo, misericordioso, discreto, de relaciones cordiales y pacífica, abierto, respetuoso; de una fe firme, de una esperanza recia y de una caridad fuera de lo común, capaz de realizar las mas sacrificadas obras por servir a Dios, a los pobres y a las necesidades espirituales de la Cofradía. Hombre penitente en continuo camino de conversión, cuya sabiduría interior y magisterio espiritual, sería capaz de animar y renovar la vida cristiana de los cofrades. Hombre de grandes valores Humanos, capacidad de organización y administrativa, ideal para gobernar el hospital; Actitud orante lleno de la experiencia de Dios que daría esplendor a los cultos cofrades, como Capellán y Consiliario de la Cofradía” Todo un regalo del Nazareno a su Cofradía.
A la luz de su Magisterio y ejemplo de su Caridad ardiente, anduvimos 238 años juntos: Cofradía y Congregación Hospitalaria de Jesús Nazareno, hasta 1911 en que la Hermandad se extingue. Con ocasión del III Centenario del Nacimiento del Padre Cristóbal, renace de las cenizas por un tiempo fugaz de dos años: 1938-1939. Mas tarde en 1972 se reorganiza por segunda vez tras ser aprobados sus estatutos el 24 de Marzo 1972 con el título de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima Nazarena, que cogió la antorcha abandonada, con el fin que marcan vuestras reglas, y que ahora os toca a vosotros conducirla por buen camino manteniendo la llama del espíritu y carisma encendida, Como queda dicho.
- Reanimando y potenciando el Espíritu de caridad (que animó la vida de los hermanos anteriores) con la ancianidad desvalida acogida en la casa Hospital de Jesús Nazareno y su entorno.
- Fomentando y difundiendo la devoción a los titulares Jesús Nazareno y María Nazarena, mediante la practica de las virtudes cristianas, y el seguimiento en espíritu y verdad de Jesús Nazareno y María Santísima Nazarena, camino hacia la santidad que os marcó vuestro Cofrade y Consiliario Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina.
- Tributarles con mucho amor el culto debido tanto en las funciones religiosas litúrgicas, como en los desfiles procesionales y demás obras realizadas en su Honor.
En 1990 celebramos el III Centenario de la muerte del Padre Cristóbal y fue notable vuestra participación. Lo mismo ocurrió en el año 2007; codo a codo trabajamos cofradía y Congregación Religiosa de Hermanas Hospitalarias en la apertura y clausura del proceso del milagro que posibilitó la Beatificación de Nuestro Padre Cristóbal, el día 7 de abril del 2013. Juntos la preparamos, la celebramos, la gozamos y dimos gracias por tanta gracia y maravilla. Ahora tras la beatificación, el Nuevo gobierno de la Cofradía, comienza su andadura y se le abre un nuevo horizonte, sobre la base de la humildad y el fuego de la Caridad y el reto es seguir activando con énfasis nueva, los valores humanos y espirituales heredados y continuar en fraternidad unidos en el Señor la gran tarea de esta Hermandad recogida en vuestras reglas. Y en honor de vuestro Cofrade y Consiliario, Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina, activar juntos el paso definitivo de su glorificación plena por la canonización en Roma. Esta Gracia será más segura, si nosotros avanzamos en santidad de vida viviendo el espíritu y carisma que él nos dejó, como familia de Jesús Nazareno que sigue las huellas y voluntad de, vuestros titulares JESUS NAZARENO Y SU SANTISIMA MADRE NAZARENA. Fuentes de amor, de servicio, de verdad y de luz en las que bebió, nuestro Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina.
Artículo realizado por la Hermana María del Carmen Fernández Villar para el Boletín de Cuaresma del año 2014.