Descripción del Cartel de Semana Santa de 2023

Ayer se presentó en el centro de convenciones de la Caja Rural el nuevo cartel que anuncia la Semana Santa de Córdoba de 2023. Cómo ya saben, nuestra Titular, María Santísima Nazarena es la protagonista de dicho Cartel.
Aquí le adjuntamos el texto donde el autor describe su trabajo y nos puede ayudar a entender está magnífica obra de arte:

“Se trata de una obra cuyo grafismo y enmarque están influenciados por la estética modernista imperante en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX. Algo que se refleja tanto en la tipografía elegida como en los colores usados en ella.

Sin embargo el resto de la composición es extremadamente fiel a mi estilo, con una gran carga figurativa e importantes dosis de realismo y matices que juegan con recursos característicos de las ilustraciones publicitarias e incluso cinematográficas propias del segundo tercio del pasado siglo.

María Stma. Nazarena, de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno protagoniza la obra, recreándose un recorrido por la pasión de Cristo que se desarrolla inmersa en la propia imagen dolorosa. En el fondo, con un tratamiento de tintas planas, destacan motivos geométricos que recuerdan a las ventanas de la Puerta del Espíritu Santo, uno de los más bellos accesos a la Mezquita Catedral.

Sobre la mano izquierda de la Virgen y recortando su tocado, surge el elemento más significativo de la entrada triunfal en Jerusalén, la Palma. Seguidamente y bajo una luna llena, el fondo tenderá hacia tonos azulados que nos confortarán como a Jesús de la Oración en el Huerto aquella noche en el Monte de los Olivos.

Bajo esta escena la gama de colores se torna rojiza cual sangre derramada, y el martirio se hace latente en el dramático y desgarrador rostro de Ntro. Padre Jesús Humilde en la coronación de espinas de la Hdad. de la Merced, ¡el Rey del Zumbacón!

Justo a su derecha en un plano más lejano y rodeado de una atmósfera de incienso, asoma el perfil del Nazareno de la Cofradía de la Vera-Cruz, el Señor de los Reyes, camino al Monte Calvario, o Lugar de la Calavera, donde Cristo fue crucificado.

Esa escena, la de la crucifixión, se va a representar en la parte inferior derecha, donde según la tradición cristiana en aquel sitio se encontrarían los restos de Adán, justo en el lugar donde Jesús murió.

Sobre el primer pecado se alza la efigie del Santo Cristo de la Universidad, titular de la hermandad estudiantil, en la que sin mostrar su rostro se contempla la tortura y las laceraciones de su cuerpo que reproducen las heridas reflejadas en la Sábana de Turín. Algunas estrellas rodean la imagen envueltas en colores, esta vez con tonos morados y púrpura, símbolo de penitencia, como aquellas estrellas del velo de tinieblas que porta el Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas, cuando todo se tornó en tiniebla y oscuridad.

Finalizando este Vía Crucis, aparece un pañuelo en la mano derecha de la Virgen, que a modo de sudario acuna a la imagen del hijo muerto, representado como Ntro. Señor Jesucristo del Santo Sepulcro.

En la parte más alta de la composición destaca la cruz portando el sudario como triunfo de Jesús sobre la muerte y también como símbolo de su Resurrección. En el centro, sobre el texto, el cortejo de nazarenos de la Hdad. de las Angustias alza su Cruz de Guía para anunciar la llegada de la Semana Grande a la ciudad. Sobre ella, una paloma que parece haber escapado del fastuoso manto de las palomas de Ntra. Sra. de los Dolores, se nos presenta coronada y portando una rama de olivo para rememorar la reciente Coronación Canónica de la Virgen de la Paz y Esperanza.

Por último, la mirada de Mª Stma. Nazarena conducirá al espectador, a ustedes, hacia el nombre de la ciudad, hacia Córdoba, que queda acentuada por uno de los característicos clavos florecidos del Crucificado de Ánimas, destacando como centro de todo, como colofón, el corazón traspasado y desgarrado de la Virgen de los Dolores Coronada, símbolo inequívoco e identificativo de la Semana Santa cordobesa.»
José Cabrera Lasso de la Vega

Una vez más, queremos agradecer tanto a la Agrupación como al autor por la elección de nuestra Titular. Gracias.

Evangelio 2° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,29-34)

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
“Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”.
Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

Palabra del Señor

El domingo pasado celebramos la fiesta del bautismo del Señor con el que Jesús inicia su misión de anunciar a todos los hombres la Buena noticia de la salvación que trae para todos.

Pero antes que inicie su misión, en el evangelio de este domingo, el Bautista nos hace una presentación de Jesús dándonos su testimonio personal sobre él. Y usa una expresión que conocemos bien, pues la repetimos en cada Eucaristía: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo»

El Bautista intuye el destino de Jesús: un día sería inmolado como aquel cordero, cuya sangre sobre los dinteles de las casas en aquella noche de Pascua en Egipto había librado a sus padres esclavos del Faraón de la masacre del ángel exterminador de la décima plaga, y que con su sangre quitaría a las fuerzas del mal la capacidad de hacer daño. Su sacrificio libraría al hombre del pecado y de la muerte.

Es decir, que el bautista profetiza lo que le ocurrirá a Jesús: tomará sobre sí todas las debilidades, todas las miserias, toda la maldad de los hombres, y con su mansedumbre y con la ofrenda de su vida, las aniquilará.

No se trata de un simple perdón por las meteduras de pata que a menudo cometemos los seres humanos. Sino que introducirá en el mundo un dinamismo nuevo, una fuerza irresistible –su Espíritu– que llevará los hombres al bien y a la vida. Es un cambio radical: el mal, el sufrimiento, el pecado, la muerte ya no tendrán nada que hacer con nosotros, quedaremos definitivamente liberados, como aquella noche pascual en que Israel pudo escapar de tanto dolor y tanta penuria en su esclavitud.

Las palabras del bautista:

“¡He aquí el cordero de Dios!”

Significa que es Jesús, entregado por Dios al mundo para ser sacrificado, como Isaac pero es Jesús quien, libremente y por amor, se entrega al Padre para ser amarrado sobre el altar de la cruz.


¿Y como participamos nosotros de esta gracia que trae el Cordero De Dios? Pues participando en la eucaristía. Al comulgar es como si nos «untáramos» con la sangre de Cristo para que nos defienda, proteja y salve de tantos males como nos acechan, en los que nos metemos, y en los que otros nos meten. Necesitamos que alguien más poderoso que el mal, que el pecado, que la muerte… nos libere de nuestras esclavitudes, nos «marque» (con su propia sangre/vida) para que podamos ponernos en camino hacia la tierra de la libertad, para que seamos realmente hijos De Dios.

Seamos testigos del Cordero, de su entrega y de su amor por cada uno de nosotros. Es lo que Dios quiere que cada hombre, acogiendo su amor y poniéndolo en el centro de su vida, alcance la plena realización de sí mismo, que se haga hijo de Dios.

¡Feliz Domingo!