Festividad de la Virgen del Pilar

Como preceptúan nuestros Estatutos Cofrades, el próximo jueves día 12 de Octubre, celebraremos la Festividad de la Virgen del Pilar junto a las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno y los ancianos de la Residencia.

A las 11:00 hrs tendrá lugar la celebración de la Santa Misa, en la Capilla de las Hospitalarias, la cual será presidida por nuestro Consiliario Rvdo. Padre D. José Luís Moreno Modelo.

Posteriormente, como es tradición, la Cofradía realizará y servirá un almuerzo para los residentes y Hermanas, compartiendo un buen rato de convivencia.

Animamos a los hermanos que participen, de manera activa, dando verdadero testimonio de servicio y amor, a imagen y semejanza de nuestro Beato Cristóbal.

Convivencia Hermandades del Jueves Santo

Ayer sábado, 7 de octubre, el Hermano Mayor y nuestro Consiliario, junto a varios miembros de Junta de Gobierno de nuestra Cofradía, participaron en el Encuentro Anual de Hermandades y Cofradías del Jueves Santo, que este año ha organizado nuestra querida Hermandad del Cristo de Gracia.

Un encuentro que ha servido para estrechar lazos de unión y fraternidad entre todas las corporaciones. El día comenzó con una Oración ante el Santísimo Cristo de Gracia y su Madre Dolorosa, para terminar con un rato de convivencia entre todos.

Evangelio 27° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo.» Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.» Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»

Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»

Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?» Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

Palabra del Señor

Jesús sube hacia la cruz. La parábola de los viñadores homicidas es un resumen estremecedor de la escalada de los hombres contra Cristo y contra todos aquellos que, como él, pretenden dar testimonio de Dios. Los viñadores están impacientes por apoderarse de la viña, de la herencia. En cuanto lo consigan, ya no serán obreros dependientes, sino los poseedores de lo que se les había dado como gracia. El asesinato del heredero es casi ritual. Parece incomprensible pero es así, el Hijo se ha convertido en el rival, en el obstáculo a su deseo. Una vez muerto él, la vida se hará, al fin, igualitaria, sin necesidad de gracias ni favores. Una religión sin el Hijo y, en definitiva, sin hijo alguno.

Y a esta escalada del hombre, Dios responde con otra escalada: la del amor y la alianza. No conoce más respuesta que la de comprometerse cada vez más con su obra escarnecida. Los viñadores mataron al Hijo, pero Dios lo resucita para que Él mismo sea la Viña. Nosotros somos los sarmientos de esa viña y los miembros de ese cuerpo.
¿Qué hemos hecho de Él? Igual que estos viñadores homicida, nosotros también hemos destrozado al Amado cuando hemos llenado nuestra fe de nuestro yo y nuestras pretensiones.

Solo queda entrar en la escalada evangélica, como lo hizo San Francisco renunciando a todo espíritu de posesión. Y como él donde hay odio, pongamos amor, donde haya ofensa, perdón, donde haya duda, la fe. Eso es dar fruto, el fruto no insípido de nuestro hacer interesado, sino el fruto luminoso, madurado al calor del Espíritu, sin otro artífice que la gracia.

¡Feliz Domingo!

La Congregación de Hermanas Hospitalarias Franciscanas de Jesús Nazareno quiere invitar a nuestra Cofradía y a todos sus hermanos a la profesión perpetua de la Hna. María del Mar Medina Cuadrado, Hermana Hospitalaria muy vinculada a la Cofradía, que tendrá lugar en Córdoba el próximo domingo, 8 de octubre a las 11 horas en Betania de Jesús Nazareno.

Evangelio 26° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21,28-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero.» Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: «Voy, señor.» Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

Palabra del Señor

No mucha, desde luego, pero podemos siempre decir que tenemos un margen de libertad. Pequeño, ciertamente, pero siempre hay un espacio que podemos llamar nuestro. Un margen de maniobra en el timón de nuestro barco, que nos hace sentirnos nosotros. Una posibilidad de tomar este o aquel camino, de abrir nuestra puerta o cerrarla, de aceptar o rechazar una amistad que nos sale al encuentro. Un reducto pequeño, sí, pero entrañable: en él permanece siempre izada nuestra bandera.
Y es ahí, precisamente, en ese pequeño margen en el que somos nosotros, donde viene a buscarnos hoy Jesús . No viene a quitarnos esa libertad, no. Viene a pedirnos que le digamos al Padre, libremente, que sí. Y no con bonitas palabras solamente, sino con hechos: prefiere palabras bruscas, rectificadas luego, a palabras biensonantes construida sobre arena movediza. Porque el Reino de Dios se va construyendo con voluntades libres. Con personas que, si un día vivieron de espaldas a los mandamientos del Señor, llegó un momento en que, con un golpe firme de timón, rectificaron. «Os aseguro que los publicados y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñando hacer el camino de la justicia, y no lo creísteis, en cambio los publicados y las prostitutas le creyeron”
Es triste, no cabe duda, coger en las manos el bonito regalo de la libertad, y volverla contra el que nos la da -«No quiero»-. Pero nos queda, al menos, una esperanza: que algún día descubramos que teníamos una venda en los ojos.

Lo que es definitivamente triste, es que nos creamos buenos -«Voy Señor»-, siendo mentira. Así nunca sabremos que, cuando Jesús habla de conversión, se está refiriendo precisamente a nosotros.

¡Feliz Domingo!