Soledad, el último dolor

María queda en soledad recordando los tormentos padecidos por su Hijo y a la espera de su gloriosa Resurrección.

Nuestra Señora de la Soledad, Tú que estuviste junto a tu hijo hasta el final, sin importar el dolor que te causaba, haz que nosotros sigamos apoyando y acompañando a Nuestra Casa de Jesús Nazareno en estos duros momentos. Ofrece el consuelo a los enfermos y dales fuerzas y esperanzas en una pronta recuperación.

Oración para hoy lunes 2 de noviembre a las 21:00 h.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oh Virgen de la Soledad, Madre de Dios, a través de los años, tu pueblo ha pedido por medio de tu intercesión en tiempos de epidemia y
enfermedad. Ahora te invocamos Madre de la Soledad y te pedimos
ruegues por nuestra Residencia de Jesús Nazareno y por nosotros, para que encontremos sanación y
refugio y un final rápido para este tiempo de enfermedad.
Sé para nosotros verdaderamente Nuestra Madre y Señora, y acércanos cada vez más a tu Hijo, Jesús Nazareno, fuente de toda
sanación y consuelo. Nuestra Señora de la Soledad, apresúrate a socorrernos
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

Evangelio Conmemoración por los Fieles Difuntos

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»

Palabra del Señor

Ayer celebrábamos a los santos. Todos los Santos de la historia de la Iglesia. Pero hoy celebramos a los difuntos, y estos son como más nuestros. La mente y el recuerdo se nos van a nuestros difuntos, los que hemos conocido, los que han sido de nuestra familia, los que han formado parte de nuestra historia personal. Con ellos hablamos, tuvimos relación. Quizá hasta nos enfadamos y discutimos. Son nuestros difuntos. Y cuando murieron, un poco de nosotros mismos, de nuestra historia, de nuestro ser, murió con ellos.

Es una memoria agradecida. La relación con nuestros difuntos, de los que nos acordamos, fue una relación de cariño. Hasta podríamos decir que esa relación no solo fue, sino que es. Está presente en nuestros corazones y en nuestras mentes. Nos acordamos de ellos. No se trata sólo de que tengamos su foto en la cartera. Ellos están con nosotros. Es otra forma de presencia.

Es una memoria dolorosa. Porque su partida nos dejó marcados. Un trozo de nuestra propia y personal historia se fue con ellos. Alguien que formaba parte de nosotros, de nuestro yo, se fue y nos dejó más solos. Desde entonces experimentamos con más fuerza esa soledad que forma parte intrínseca de la vida de toda persona. Nos sentimos huérfanos porque ellos cuidaban de nosotros, su amistad y su cariño nos mantenía firmes y nos ayudaba a vencer las dificultades de la vida. Nos hemos quedado más solos y lo sentimos.

Es una memoria esperanzada. Porque desde la fe creemos que esta vida no termina en estos límites que impone la duración de nuestro cuerpo. La fe en Jesús Nazareno nos invita a mirar más allá del horizonte de la muerte. No sabemos bien cómo pero creemos que hay vida más allá de la muerte. Estamos convencidos de que tanto amor, tanta amistad, tanto cariño, no puede desaparecer de golpe. Que Jesús resucitó es la afirmación más importante de nuestra fe. Desde ella todo el Evangelio cobra sentido. Amar, servir, entregarse por los demás, tiene un sentido nuevo. Nada es en vano. Nos encontraremos más allá –no sabemos de qué manera– y ese amor, esa amistad, ese cariño llegará a su plenitud.

Por eso, hoy recordamos a nuestros difuntos. Y, aunque nos duela su memoria y su recuerdo, sabemos que la vida de Dios es más fuerte que la muerte. Cuando escuchamos el mandato evangélico de amarnos unos a otros, sabemos que ese amor no se perderá. Porque Dios es amor y es vida. Y nosotros mantenemos alta la mirada y firme la esperanza. Aunque nos duela el recuerdo de nuestros seres queridos.

Jesús Nazareno, esta es la generación que busca tu rostro.

Llevamos 8 meses sin poder postrarnos ante tus pies, sin ver tu bendito rostro en tu Camarín, pero sabemos que estás ahí y necesitamos tu ayuda. Pedimos tu intercesión, continúa protegiendo tu casa y a todos los que en ella habitan.

Concede el descanso eterno a los que llamas a tu presencia, que tu bendito rostro los ilumine en el camino que emprenden a la casa del Padre.

Oración para hoy domingo 1 de noviembre a las 21:00 h.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Padre Nazareno de todo consuelo, te pedimos por todos las Hermanas hospitalarias, residentes y trabajadores de nuestra residencia, han sido y son víctimas del covid-19. Las cargas físicas, mentales, espirituales, emocionales y financieras son agobiantes.
Y sabemos que no somos afectados con igualdad o justicia.
Oramos especialmente por los trabajadores de la Residencia que están arriesgando sus vidas por la protección y el sustento de otros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

Evangelio de la Festividad de Todos los Santos

Lectura del Santo Evangelio según san Mateo (5,1-12)

«Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

Palabra del Señor

«Alegraos y regocijaos»

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.

Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.

Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.

Jesús Nazareno, mi alma tiene sed del Dios vivo

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

Confiar en Jesús Nazareno es la mayor esperanza que tenemos los cofrades de Jesús Nazareno para que esta pesadilla que nos ha tocado vivir pase. Hoy nos unimos en oración para pedir por todas esas personas que están entregando su trabajo, su esfuerzo y su salud por paliar los efectos de esta pandemia.

Oración para hoy sábado día 31 de octubre de 2020 a las 21:00 h.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Jesús Nazareno, te pedimos en estos momentos de prueba por todos los trabajadores de nuestra Residencia
que se mantienen sirviendo en sus puestos de trabajo y que muchas veces no sabemos
valorar. Bendice sus vidas y las de su familias. Renueva sus
fuerzas para que realicen su trabajo de la mejor forma posible. Dales un corazón
generoso para atender con amabilidad a todas las personas y no ser indiferente a sus
necesidades. Especialmente, Señor, dales una fe profunda para creer en tu palabra y
una voluntad decidida para actuar correctamente y hacer el bien. Cuando estén
confundidos, guíales; cuando se sientan débiles, fortaléceles; cuando estén cansados, llénalos con la luz renovadora de tu Espíritu. Al terminar su trabajo de hoy, llévales con seguridad hasta su hogar.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

Cristóbal, amar a Dios con todas nuestras fuerzas

«Nosotros somos unos pobres Hospitaleros y remendados y lo que nos toca es saber amar a Dios con todas nuestras fuerzas» P. Cristóbal

Volver los ojos y el corazón a Jesús Nazareno es la mejor medicina y escuela, bien lo sabía el Padre Cristóbal que invitaba a todos a que aprendieran a ser mansos y humildes de corazón y a orar ante Jesús Nazareno cuando el desánimo o la tentación los invadía.

Hoy los hermanos de Jesús Nazareno nos unimos en oración como aquellos primeros hermanos, mansos y humildes de corazón, para pedirle a Jesús Nazareno que proteja a la Congregación de Hospitalarias de Jesús Nazareno y a toda la Residencia.

Oración para hoy viernes 30 de octubre de 2020

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Beato Padre Cristóbal, intercede ante Jesús Nazareno, que es esperanza del pobre y fuente de toda salud: Mira con compasión a nuestras hermanas hospitalarias, residentes y trabajadores de nuestra Residencia que sufren bajo el peso de esta pandemia. Llénanos de amor a nuestros
semejantes; líbranos de los motivos personales de cada uno y nos unamos a luchar por el bienestar común y fortalece
a quienes trabajan por nuestra salud.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

Jesús Nazareno, una fuerza que sana

«Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.» (Lc 6, 18-19)

Jesús Nazareno, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor y haz que cuantos creemos en ti, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna.

Cuida de las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, de los residentes y de todo el personal que trabaja en la Residencia de Jesús Nazareno, especialmente de todas las personas contagiadas. Extiende tu manto protector sobre ellos y permíteles sentir esa fuerza sanadora que irradias y no permitas que sucumban ante la enfermedad y el desánimo.

Oración para hoy jueves 29 de octubre de 2020 a las 21:00 h.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Caballero del Silencio, Tú, que con tu escudo en forma de cruz todo lo puedes, vela por nuestros mayores. Aquellos que nos han dejado en herencia todo lo que hoy tenemos y que en tu casa, en su casa, esa que lleva tu nombre, sueñan con levantarse y acudir a tu llamada. Mientras Tú velas su sueño, junto al Beato Cristóbal cuida de ellos pues son fuente de sabiduría y una vez más son los más vulnerables en estos duros momentos. Mucha fuerza para nuestra Residencia de Jesús Nazareno y para todas las residencias que luchan por cuidar de nuestros mayores.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

María nos invita a ponernos en manos de Jesús Nazareno

«Haced lo que él os diga»

María nos invita a ponernos en manos de Jesús Nazareno, de confiar en su intervención divina. Acudimos a ella en busca de consuelo, de amor, de cercanía y obtenemos mucho más de los que ofrecemos, María solucionó las necesidades de los demás, poniéndolas en manos de Jesús Nazareno.

Con este humilde gesto de compartir una oración, buscamos la intercesión de María Santísima Nazarena para que ilumine nuestras plegarias de modo que puedan salir de nosotros mismos, de nuestras preocupaciones y problemas, y nos abra el corazón a lo que nos quiere decir.

Oración para hoy miércoles 28 de octubre a las 21:00 h.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Madre Nazarena, acudimos a ti hoy como hijos tuyos que somos.
Te pedimos que intercedas por nosotros ante Jesús Nazareno, como lo hiciste en las bodas de Caná. Ruega por nosotros, Madre amorosa, y obtén para nuestra Congregación hospitalaria y nuestra Residencia y por aquellos que están afectados de esta enfermedad, te pedimos que les concedas la gracia de la sanación y la liberación. Escucha los gritos de aquellos que son vulnerables y temerosos, seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar, Madre
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

Jesús Nazareno ante el dolor

«Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!»

Los Cofrades de Jesús Nazareno desde nuestra humildad queremos elevar nuestras petición para que Nuestro Padre Jesús proteja nuestra Residencia y a todos los que en ella habitan.

Oración comunitaria para hoy martes 27 de octubre a las 21:00 h.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y librarnos del mal. Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Recordemos en estos días difíciles a Jesús Nazareno. A Él le traían todos los enfermos y Él los curaba. Es por ello que a Él le pediremos con fe y esperanza por la salud de nuestros residentes, hermanas hospitalarias y personal de nuestra residencia y por todas las víctimas de esta enfermedad, para que Él los reconforte y sientan su mano amorosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Nuestros Sagrados Titulares los protejan y los cuiden.

Nuestra Señora de la Soledad y Eucaristía por todos los Hermanos Difuntos

El próximo lunes día 2 de noviembre a las 12:00 h. tendrá lugar la Celebración en Honor a Nuestra Señora de la Soledad con Solemne Eucaristía que se aplicará por el eterno descanso de todos los hermanos difuntos de la Cofradía y con un especial recuerdo a todos hermanos y familiares que nos han dejado en este último año, como preceptúan nuestros Estatutos.

Debido a la delicada situación en la que se encuentra la Residencia de Jesús Nazareno, la celebración tendrá lugar en la Parroquia de San Andrés y estará presidida por el Rvdo. P. D. Pablo Calvo del Pozo, Párroco de San Andrés.

Invitamos a todos los hermanos y devotos a participar de esta Eucaristía observando todas las medidas de higiene y distanciamiento social establecidas por las Autoridades Sanitarias. Así mismo se recuerda que según las limitaciones establecidas para cultos religiosos no se podrá superar el aforo del 50% de la Parroquia.