Comunicación Inicio del Proceso Electoral 2021

COMUNICADO OFICIAL

La Junta Electoral constituida al efecto comunica a todos los hermanos el inicio del proceso electoral para la elección de Hermano Mayor que culminará el próximo día 14 de noviembre de 2021 con Asamblea General Extraordinario de Elecciones.

El plazo de presentación de candidaturas transcurrirá desde el día 15 de septiembre hasta el 14 de octubre de 2021.

La Junta Electoral

Exaltación y Presentación de los Actos del 50° Aniversario

El próximo sábado 25 de septiembre a partir de las 20:00 h. en la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno tendrá lugar la Presentación de los Actos que la Cofradía de Jesús Nazareno ha preparado con motivo del 50º Aniversario de su reorganización.

El acto comenzará con la intervención del Rvdo. P. D. José Antonio Rojas Muriana, Director del Secretariado Diocesano de Pastoral Penitenciaria y hermano de la Cofradía desde su refundación.

D. Jose Antonio ha sido la persona designada por la Junta de Gobierno para exaltar los 50 años de historia reciente. Para su elección se ha tenido muy en cuenta su fuerte vinculación a la Casa de Jesús Nazareno, el cariño y dedicación que ha tenido a la Cofradía y su predisposición con las distintas Juntas de Gobierno a lo largo de estos años, donde hemos podido contar con su presencia y predicación en las celebraciones más importantes de nuestra corporación.

Sus acertadas reflexiones y su sencilla predicación han ayudado a las distintas generaciones de cofrades de Jesús Nazareno a experimentar un encuentro más profundo con Jesús Nazareno. Siempre quedarán en el recuerdo sus aportaciones en los momentos más duros de la pandemia, donde nos invitaba a confiar en Jesús Nazareno y su Bendita Madre, María Santísima Nazarena para sobrellevar con Fe la difícil situación que estábamos viviendo.

Su participación en el humilde homenaje que la Cofradía quiso hacer en memoria de Andrés Valverde Luján, nos mostró el cariño que profesaba por una de las personas que más ha hecho por la Cofradía en estos cincuenta años y la ingente cantidad de historias y anécdotas que ha atesorado a lo largo de este medio siglo de historia.

Como Director de la pastoral penitenciaria de Córdoba, D. José Antonio fue destinado el pasado 2 de agosto al nuevo centro “San Gabriel “, residencia que el Obispado de Córdoba ha inaugurado en el antiguo Seminario “Santa maría de los Ángeles” de Hornachuelos para la reinserción de las personas que salen de prisión y que no tienen ningún tipo de ayuda familiar y social. Desde su nueva misión de acompañar y guiar a estas personas en su vuelta a la normalidad, nos ofrecerá un nuevo testimonio de servicio y ayuda a los demás.

A continuación, tendrá lugar la presentación de la obra que el artista cordobés Juan Manuel Ayala Ramos ha realizado para la Cofradía y que servirá para ilustrar el cartel que se ha editado con motivo del 50º Aniversario.

No se puede entender la calle Jesús Nazareno sin la presencia de uno de sus vecinos más conocidos. Desde su estudio en la plaza del Beato Padre Cristóbal, Juan Manuel ha visto y ha pintado la historia de la Cofradía durante estos cincuenta años.

Juan Manuel Ayala no acostumbra a firmar sus obras, pero la rúbrica no es necesaria para identificar su más que reconocible estilo y factura de sus obras. Es uno de los pintores cordobeses más entrañables y que se mantiene en la más absoluta intimidad y austeridad. Lejos de la fama ansiada por otros muchos artistas, Juan Manuel pinta no para la admiración de los demás, sino como desarrollo de su espiritualidad y de su persona. Su obra es muy rica y fácilmente identificable, tal es su representativo y peculiar estilo que recuerda a los más grandes pintores de siglos pasados.

Un gran artista, pero sobre todo una gran persona. Juan Manuel siempre ha estado ayudando y colaborando con la Cofradía desde sus inicios. Su devoción a Jesús Nazareno y a María Santísima Nazarena se puede ver y sentir en las pinturas que a lo largo de estos años ha realizado de Nuestros Sagrados Titulares, con las que consigue transmitir la unción Sagrada de los siglos de devoción que atesoran.

Juan Manuel forma parte de la historia reciente de la Cofradía y por ese motivo la Junta de Gobierno ha querido contar con él para que realizase esta representativa obra con la que ilustrar el quincuagésimo aniversario de la corporación. Su firma, en esta ocasión, no es sólo una señal para identificar la autoría, si no que forma parte intrínseca de la obra, como parte de la historia que nos narra a través de sus pinceladas.

Evangelio 25° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

NO ENTENDÍAN LO QUE DECÍA JESÚS

Llama la atención el despiste generalizado de los discípulos de Jesús. Siendo personas que lo han dejado todo por estar con él, que caminan cada día con su Maestro, y con Él conviven y comparten… y sin embargo casi no se enteran de nada.

Jesús iba «instruyendo a sus discípulos», dice Marcos. Es decir, les estaba transmitiendo algo que ellos debían retener, asimilar… y, como les pasa a veces a los estudiantes, los discípulos «no entendían aquello». Puede ser algo normal en alguien que está aprendiendo, que le cueste. Pero nunca es conveniente quedarse con las dudas: «Tenían miedo de preguntarle». ¿Por qué ese miedo? ¿Por dejar al descubierto su ignorancia? ¿Por no disgustar o entristecer a su maestro?

Esta es la segunda vez que oyen esta advertencia de Jesús. Aún podían recordar su reacción, con no poco enfado, cuando Pedro había intentado disuadirlo de la trayectoria hacia la cruz. En este punto el Maestro reaccionaba con dureza, no estaba abierto a dialogar ni a consentir que nadie le llevase la contraria o le propusiera otras opciones.

En este ocasión lo de «no entender» es «no querer enterarse». El destino que le espera al Hijo del hombre es incompatible con las creencias religiosas inculcadas por los rabinos, además de que no encaja con sus expectativas. ¿Cómo van a aceptar la idea de que Dios abandone a su elegido en manos de los malhechores? Tenían a su favor no pocos ejemplos de la tradición bíblica. Por ejemplo las palabras que el amigo sabio le decía a Job: “¿Recuerdas que algún inocente haya perecido? ¿Dónde se ha visto un justo exterminado?” (Job 4,7). O lo que proclamaba el Salmista: “Fui joven, ya soy viejo: Nunca he visto un justo abandonado” (Sal 37,25). O sea: ¿cómo comprender y aceptar que un Dios justo consienta la derrota y la muerte del Justo, del Hijo del hombre, de Jesús, el Hijo del Padre? Tendrá que ocurrir el acontecimiento Pascual para que puedan empezar a comprenderlo.

Para no pocos creyentes, este punto sigue siendo motivo de incomprensión y de escándalo: ¿Cómo Dios no evita que mueran los buenos, los justos, sus seguidores?¿Cómo podemos seguir afirmando que Dios es «Justo»? Así que no resulta extraño que, al escuchar por segunda vez este mismo anuncio, los discípulos no asuman el escándalo de la pasión del Mesías. Y se repliegan en sus cosas, en sus intereses, en sus pretensiones…

Queda claro que entre los discípulos y su Maestro había una distancia que hacía imposible el auténtico discipulado, pues no se hacían cargo del camino y del destino que ellos mismos debieran seguir. No estaría de más que nos preguntemos por las distancias que tenemos nosotros con Jesús. Porque muchas de sus enseñanzas tampoco las entendemos, y entonces seguimos como siempre: con nuestras cosas, ideas, pretensiones, obsesiones y manías… muy alejadas de las de Jesús.

Al llegar a Cafarnaúm, el Maestro les pregunta: “¿Qué estabais discutiendo por el camino?” (v. 33). Más que una pregunta es un reproche. Sabe de sobra la acalorada discusión que se traían durante el viaje. Y los discípulos callan, se sienten «pillados», avergonzados. Saben lo fuertemente que reacciona el Maestro cuando sale a relucir lo de buscar los primeros puestos.

El tema de las jerarquías y precedencias era muy debatido entre los rabinos. Necesitaban asignar cuidadosamente los puestos de honor a quienes les correspondían. Hasta debatían sobre las diferentes categorías de santos en el cielo. Los «justos» (según la Ley), naturalmente, tenían aseguradas las posiciones de prestigio; mientras que las personas impuras, los pobres de la tierra estaban destinados a la más completa marginación.

Jesús «se sienta», es decir asume la posición del rabino que se dispone a impartir una lección importante. Entonces llama a sus discípulos y les pide que se acerquen, quizá porque los siente distantes, lejos de él. Finalmente pronuncia su juicio solemne sobre la verdadera grandeza: “El que quiera ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos” (v. 35). Es la síntesis de su propuesta de vida. En la comunidad cristiana, quien ocupa el primer puesto, debe dejar a un lado toda pretensión de grandeza. La Iglesia no es un trampolín para alcanzar posiciones de prestigio, para sobresalir, para conseguir el dominio sobre los demás.

En una de sus homilías, el Papa Francisco comentaba:

“Algunos siguen a Jesús, pero un poco, no del todo conscientemente, un poco inconscientemente. Pero buscan el poder. El caso más claro es Juan y Santiago, los hijos de Zebedeo, que pedían a Jesús la gracia de ser primer ministro y viceprimer ministro, cuando viniera el Reino. ¡Y en la Iglesia hay trepadores! Hay tantos que usan a la Iglesia para… ¡Pues si te gusta trepar, te vas al Norte y haces alpinismo: es más sano! ¡Pero no vengas a la Iglesia a trepar! Y Jesús reprocha a estos trepadores que buscan el poder”. (5 de mayo de 2014).

No, la comunidad de Jesús es ese lugar donde cada cual, con los dones recibidos de Dios, muestra su grandeza en el servicio humilde a los hermanos. A los ojos de Dios, el más grande es quien más se parece a Cristo que se hizo servidor de todos (cf. Lc 22,27). Para inculcar mejor la lección, Jesús hace un gesto significativo (vv. 36-37): Llama a un niño, lo coloca en el medio, lo abraza y agrega: “Quien acoge a uno de estos niños en mi nombre, a mí me recibe”. Los niños son presentados por Jesús como símbolos del débil e indefenso que necesita protección y cuidado. En tiempos de Jesús, como hoy, los niños eran amados, pero no tenían relevancia social, no contaban nada desde un punto de vista legal, e incluso eran considerados impuros porque transgredían los requisitos de la ley. Queda claro el gesto de Jesús: quiere que la comunidad de sus discípulos ponga en el centro de su atención y esfuerzos a los más pobres, a los que no cuentan, los marginados, las personas impuras. Esos que el poeta uruguayo Galeano llamó «los nadies»:

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados…

(corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.)

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que las balas que los matan. (E GALEANO, El libro de los abrazos)

En su viaje a La Habana (septiembre de 2015), explicaba el Papa:

Servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Son los rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar. Un amor que se plasma en acciones y decisiones. Amor que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar. Las personas de carne y hueso, con su vida, su historia y especialmente con su fragilidad, son las que estamos invitados por Jesús a defender, a cuidar, a servir. Porque ser cristiano entraña servir la dignidad de nuestros hermanos, luchar por su dignidad y vivir su dignidad. Por eso, el cristiano es invitado siempre a dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta a los más frágiles.

Quedémonos hoy con estas palabras: acoger y servir a los niños de todas las edades, a los «nadies» de hoy. (También hay dentro de cada uno un «niño» que espera ser acogido). Y tachemos de nuestro diccionario personal y comunitario estas otras: mandar, mangonear, buscar el poder, el prestigio, trepar, ser primeros…

Solemne Función en honor a María Santísima Nazarena

Evangelio según San Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga». Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esa parábola?» El les respondió: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan.
El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida se van ahogando y no maduran. Lo de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando».

También el Sembrador sale hoy a sembrar, pero ¿soy yo tierra buena en la que la semilla de la Palabra da sus frutos? ¿En qué aspectos he sido un pedregal y me sigo resistiendo a comprometerme, a llevar una economía más solidaria o a perdonar a esa persona que me hizo daño? ¿En qué aspectos sigo sin quitar las zarzas que impiden que el Evangelio crezca en mi vida? Recuerda que la tierra que acepta la semilla de la Palabra da siempre frutos.

Jesús me invita a sembrar con él. El tiempo de sembrar es el tiempo de la Iglesia, de la misión de todos los cristianos. ¿Soy consciente de que en la educación de mis hijos, en mi trabajo, en mi compromiso parroquial, en el trato con los vecinos debo sembrar la Palabra?

Esta tarde a las 20:30 h. tendrá lugar las Solemne Función Principal en honor a María Santísima Nazarena en la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno presidida por el Ilmo. Sr. D. Agustín Paulo Moreno Bravo.

3° Día Triduo María Santísima Nazarena

Evangelio según San Lucas 8, 1-3

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Las mujeres también están muy cerca de Jesús. Quizá a nosotros no nos llame la atención. Pero era algo extraordinario en aquella época. Jesús no discrimina a la mujer, no discrimina a nadie. Los cristianos tendríamos que luchar contra toda discriminación, sea por la razón que sea.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Recordamos a Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena, que vivieron su fe con autenticidad y lucharon contra la corrupción de la propia comunidad cristiana. Damos gracias a Dios por su valentía y su amor a la Iglesia.

Recordamos a nuestras madres y abuelas, a todas las mujeres importantes para nosotros, cuya entrega ha hecho que hoy podamos disfrutar de una vida mejor. Gracias por su generosidad.

Recordamos las mujeres que hoy en día son las primeras en descubrir compromisos al servicio de la justicia, de la paz, de las mujeres maltratadas… Señor, que su trabajo siga dando buenos frutos.

Acuérdate de las mujeres que son víctimas de la violencia en sus hogares y fuera de ellos. Señor, dales fuerza para vencer el temor y buscar soluciones.

Te pedimos por aquellas mujeres que se enfrentan a una vida de pobreza.
Dales el don de la esperanza, para trabajar juntas, con los hombres de buena voluntad, por un mundo más justo y solidario.

Te pedimos también por nuestras hijas y nietas. Para que crezcan, con tu ayuda, fuertes y sensibles, creyentes y comprometidas, libres y felices. Amén.

El tercer día de Triduo en honor a María Santísima Nazarena se aplicará por las intenciones de los siguientes hermanos:

Comunidad Jesús Nazareno

D. Fermín Pérez Martínez

Familia Alamillos Hinojosa

Familia Ayala Ramos

Familia Barrios Mejías

Familia Carrasco Chacón

Familia Castillero Martínez

Familia del Arco Santos

Familia del Pozo González

Familia Escribano Mesa

Familia Sánchez Monje

D. Santiago Tirado Pérez

2° Día Triduo María Santísima Nazarena

Evangelio según San Lucas 7, 36-50

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora». Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». El respondió: «Dímelo, maestro». Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?». Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente».
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se le perdona, poco ama». Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados». Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».

¿Podremos calcular algún día todo lo que nos ha dado el Señor? ¿Llegaremos a darnos cuenta de todo lo que cada día nos perdona Dios? Es imposible, pero al menos hemos de reconocerlo y agradecerlo.

Aquella mujer expresa su amor a Jesús ungiendo sus pies con perfume y secándoselos con sus cabellos. ¿Cómo expresamos nosotros nuestro amor y nuestra gratitud al Señor? ¿Que le dices?

“Tus pecados están perdonados” ¡Cuanto bien nos hace escuchar estas palabras! ¡cuanto bien nos hace celebrar el perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación!

Yo estoy a la puerta de tu corazón y llamo, ¡ábreme!…
Déjame amarte, así, tal como eres.
No hace falta que cambies para abrirme la puerta.
Así, tal como eres, yo te amo, te doy mi pan y mi vino, mi fuerza y mi alegría, te doy la luz para afrontar y superar las dificultades de la vida, te doy el Espíritu de verdad y la Sabiduría del Amor; Te doy a mi Madre, para que te cuide como me cuidó a mí.
Yo te digo ahora y siempre: ¡ámame como eres, y déjame que te ame así, como eres. Amén.

El segundo día de Triduo en honor a María Santísima Nazarena se aplicará por las intenciones de los siguientes hermanos:

Familia Espinosa Portero

Familia Fernández Buzón

Familia Gaitán Cáceres

Familia Gallego Santofimia

Familia García Cantero

Familia García Ruiz

Familia García Sepúlveda

Familia García Torres

Familia Garrido Gala

Familia Gavilán Varo

Familia González Luna

Familia González Ruiz

Familia Gracia Gallego

Familia Herencia Caballano

Familia Hernández Pérez

Familia Hueso Pulido

Familia Jurado Misas

Familia López Gallardo

Familia López Pérez

Familia Martínez Cerrillo de Dios

Familia Molina Luque

Familia Morilla González

1° Día Triduo María Santísima Nazarena

Evangelio según S. Juan 19,25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Señor Jesús, aquí nos tienes reunidos al pie de la Cruz, con tu Madre y el discípulo amado.

Te pedimos perdón por nuestros pecados
que son la causa de tus sufrimientos de ayer y hoy.

Te damos gracias por haber pensado en nosotros en aquella hora de salvación
y habernos dado a María por Madre.

Virgen Santa, acógenos bajo tu protección y haznos cercanos a tus hijos que sufren.

San Juan, alcánzanos la gracia
de acoger como tú a María en nuestra vida y para seguir a Jesús con ella y como ella. Amén.

El primer día de Triduo en honor a María Santísima Nazarena se aplicará por las intenciones de los siguientes hermanos:

Rvdo. P. D. Jose Luis Moreno Modelo

Familia Moreno Expósito

Familia Moreno Padilla

Familia Muñoz Almoguera

Familia Muñoz Medina

Familia Muñoz Rosales

Familia Nieto Camuñas

Familia Nieto Romero

Familia Parejo Peinado

Familia Pérez Salar

Familia Romero Morilla

Familia Ruiz Hidalgo

Familia Ruiz García

Familia Salas Muriel

Familia Santiago Moreno

Familia Santos Dueñas

Familia Sanz Cano

Familia Tavera Rodriguez

Familia Tirado Pérez

Familia Valeriano Sanchez

Familia Valverde Serrano

Familia Velasco Valdivia

Evangelio 24° Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decirselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad.
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

Palabra del Señor

¿QUIEN ES JESÚS PARA MÍ?

En el esquema literario que se ha planteado Marcos, justamente en la mitad de su Evangelio, sitúa la escena que acabamos de escuchar. Jesús ya sabe que su tarea misionera tiene «fecha de caducidad», pues va notando las distintas reacciones a su presencia y a su mensaje. Y decide hacer como un «balance general», planteando a los discípulos una pregunta: ¿Qué dice la gente de mí? Que es algo así como si les preguntara: «¿Vosotros pensáis que la gente se está enterando de algo?».

Yo tengo la impresión de que esta pregunta le importa menos a Jesús que la siguiente: «¿Y vosotros?». Y tengo esa impresión porque Jesús tiene una inquietud lógica: «El día que yo falte, estos serán los que me tomen el relevo. ¿Qué contarán a las gentes? ¿Qué les dirán de mí?». En definitiva: ¿Qué han comprendido de mí?

Por una parte, cabría esperar que quienes pasan tanto tiempo con Jesús en público y en privado… se hayan enterado mejor que «la gente» de la identidad y las pretensiones de Jesús. Pero ya hemos visto que…¡no! Precisamente Pedro, en el nombre de los Doce, dejar ver que sus intereses, ideas, proyectos y pretensiones… condicionan su percepción. Suele decirse que no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros. Y Pedro ha dado una «definición» correcta sobre Jesús, sí. Pero el contenido de la definición, lo que se esconde detrás de sus palabras… está bastante lejos de los planes de Jesús, provocando que el Maestro se enfade.

Es decir: que los que nos consideramos «cercanos», compañeros, y discípulos de Jesús tenemos el serio peligro de no captar el auténtico proyecto, las pretensiones, la identidad de Jesús de Nazareth… y sin embargo estar convencidos de que estamos en la verdad.

Al meditar esta escena evangélica… esta vez he sentido una llamada a dar mi respuesta personal a esta pregunta. Da un cierto pudor, pero la fe siempre ha sido un asunto de compartir, de contrastar, de vivirla con otros. Parafraseando a San Agustín: «Soy sacerdote para vosotros, y soy cristiano con vosotros». Y como cristiano, sin pretender dar lecciones, y tomando nota de la metedura de pata de Pedro… os comparto algunas cosas de las que digo y vivo:

Lo primero de todo es la convicción de que no lo conozco bien todavía, soy siempre un aprendiz, un buscador. Si nunca se puede decir de otra persona «te conozco de sobra», ni siquiera de uno mismo, mucho menos se puede decir del Señor. Me ha ayudado el estudio bíblico y teológico, claro. Y lo que enseña la Iglesia. Pero sobre todo me ha ayudado mi caminar cada día, mi propia experiencia personal… y los cuestionamientos y experiencias personales de los hermanos. Escuchar, confesar, acompañar, dialogar con personas muy distintas le hace a uno repensar, revisar, replantear cosas que parecían asentadas y claras.

Recuerdo a un grupo de matrimonios con los que me reunía para tratar temas, experiencias e inquietudes sobre la fe y la vida. No pocas veces querían saber mi opinión sobre lo que se estaba tratando, y me preguntaban. Y yo empezaba a responder… Un amigo del grupo solía darme una patada por debajo de la mesa, y me decía: No te hemos preguntado lo que «piensas» tú, o la Iglesia o lo que dice el Catecismo. Te preguntamos «¿esto cómo lo vives tú?». «Nos ayuda más saber tu vivencia (aunque sea pobre y limitada) que las ideas».. Y… ¡a menudo me costaba responder! Uno se pone en el rol de cura y tiene salidas y respuestas para todo. Pero si uno tiene que hablar desde sí mismo… Aprendí mucho de esas«patadas» por debajo de la mesa.

Me marcó mucho la experiencia del Apóstol San Pablo. Una frase que encontré en una de sus Cartas en los comienzos de mi formación como seminarista se me grabó muy dentro: «Ya no soy yo el que vive, sino que es Cristo quien vive en mí… y vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí». Sentí que había ahí una clave «para mí». Era el reto de descubrir una Presencia interior que me acompaña y que quiere ir tomando posesión de todos los aspectos de mi vida… de modo que Él pueda actuar a través de mí. Se trata de una tarea interminable, para toda la vida. Y en ese «por mí» había un ofrecimiento generoso e incondicional suyo que aguardaba mi respuesta de amor y entrega. Él había entrado en mi vida, me llamaba y me acompaña desde entonces, aunque queden ámbitos de mi vida de los que aún no ha logrado apropiarse.

Mi trabajo pastoral y educativo me llevó a descubrir a Jesús como «el hombre de los encuentros». Esa capacidad que él tenía de acoger, sanar, reintegrar, defender, valorar, animar, comprender, salir a buscar… a tantos como se cruzaban en el camino. La vida con sentido, la vida feliz, tiene que ver con el irse «llenando el corazón de nombres» (P. Casaldáliga) … y dejando un poco de ti en el corazón de otros.

Me he sentido no pocas veces comprendido y perdonado por él, cuando yo me hacía mil reproches y me sentía culpable de caer en las mismas cosas una y otra vez. Y eso me ha enseñado a ayudar a los demás a que no se machaquen por sus errores y pecados, a que no se juzguen con tanta dureza, a ofrecerles de su parte misericordia, y animarles a encontrar caminos nuevos, sanar heridas…. Es que lo importante no es que seamos «perfectos», sino que, con imperfecciones incluidas, nos empeñemos en el amor… que es el centro del Evangelio.

Me encanta poder sentarme con él a la Mesa de la Acción de Gracias y sentirme de su familia, de sus discípulos, hermanarme con los que la comparten conmigo, orar con ellos, por ellos y desde ellos. Y sobre todo recordar que yo también tengo que ser pan que se parte, cuerpo/persona que se entrega, renovando en las Eucaristías ese «Cristo vive en mí» que tan grabado se me quedó.

El Jesús que yo vivo y «digo» con mi vida es un creador de comunidad. Él no quiso recorrer su camino misionero en solitario, y dedicó mucha atención y esfuerzos a crear «grupo/comunidad» de hermanos. Este es para mí hoy un gran reto, pues nuestra cultura y nuestra vivencia del seguimiento de Jesús es a menudo demasiado solitaria, individualista, «por libre», cada uno como puede. Y me resulta muy difícil. No me falta la inquietud por buscar a quienes deseen, necesiten, busquen compartir vida y fe con otros. No sé cuáles serían hoy los caminos más adecuados para convocar, ilusionar, contagiar ganas de construir comunidades de fe y vida. Y le sigo dando vueltas, porque pocas veces lo he conseguido.

Para más decir, el pasado viernes, con motivo de nuestro Capítulo General, el Papa Francisco nos hizo estas recomendaciones:

Que es importante pensar en una vida de oración y contemplación que nos permita hablar, como amigos, cara a cara con el Señor y contemplar el Espejo, que es Cristo, para que nos convirtamos en espejo para los demás”. Nos advirtió del enorme riesgo que supone la mundanidad espiritual y en la necesidad de guardar el sentido del humor. Que nuestra misión debe ser desde la cercanía y la proximidad. «No os olvidéis cuál es el estilo de Dios: proximidad, compasión y ternura. Así actuó Dios desde que eligió a su pueblo hasta el día de hoy. Y también nos ha pedido no ser pasivos ante los dramas que viven muchos de nuestros contemporáneos, sino que nos juguemos el tipo en la lucha por la dignidad humana, y por el respeto por los derechos fundamentales de la persona. Que seamos hombres de la esperanza que no conoce miedos, porque en nuestra fragilidad se manifiesta la fuerza de Dios.

Totalmente de acuerdo. Se ve que nos conoce bien. Y creo que estas palabras no son exclusivas para los Claretianos.

En fin, estas son algunas de las cosas que digo sobre «Jesús». Incompletas, imperfectas, con dudas, con dolor, no siempre con coherencia, y más veces son deseos que hechos. Pero siempre ilusionado y dispuesto a seguir aprendiendo y madurando. Ojalá que el Señor nunca me tenga que dar un tirón de orejas, como a Pedro, por pretender tenerlo claro, o encerrarle o adaptarlo a mis esquemas en intereses particulares. Y convencido de que hoy más que nunca necesitamos compartir fe, vida, oración, camino… porque Jesús no sobra en este siglo XXI. Puede que sobren palabras, inercias, modos más propios de otros tiempos…. pero no sobra Jesucristo ni sobran los testimonios personales sobre Jesús, esas«obras» de las que hablaba hoy el apóstol Santiago.

Y os dejo una tarea (de comienzo de curso): QUE CADA UNO RESPONDA A ESTA PREGUNTA DEL MAESTRO. Le interesa, le importa. Aunque cueste. ¡Y vaya si cuesta! A mí hoy me ha costado!

Veneración a María Santísima Nazarena

Este sábado a partir de las 18:00 h. en la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno estará expuesta a veneración de los fieles la Sagrada Imagen de María Santísima Nazarena.

Hasta las 21:00 h. que de comienzo el rezo del Santo Rosario, todos los hermanos y devotos que lo deseen podrán visitar y venerar a Nuestra Sagrada Titular.

Recordamos que es obligatorio el uso de mascarilla para acceder al interior del templo.