Desde la Vocalía de Caridad de la Cofradía queremos hacer partícipes a todos los hermanos de una nueva edición del Almuerzo Solidario, que a beneficio de Hosjena, tendrá lugar el próximo día 21 de octubre en la Residencia de Jesús Nazareno.
Después de tres años, en los que no se ha podido celebrar por las restricciones sanitarias, volvemos a retomar este evento solidario para apoyar los proyectos de la ONG Hosjena, vinculada a las Hermanas Hopitalarias Franciscanas de Jesús Nazareno.
En esta ocasión, el proyecto escogido se llama «Pies Contentos» y consiste en la adquisición de calzado cómodo y adecuado a 150 niños de las familias más desfavorecidas de las aldeas de San Juan Tecuaco en Guatemala.
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Las entradas se pueden adquirir ya en la portería de la Residencia de Jesús Nazareno por un donativo de 16 €, que incluye la comida y 2 bebidas.
Invitamos a todos nuestros hermanos y amigos a mostrar su lado más solitario y colaborar con este bonito proyecto, que año tras año ha ido consolidándose entre los actos más importantes de la Cofradía.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: «Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.» Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?» Le respondieron: «Nadie nos ha contratado.» Él les dijo: «Id también vosotros a mi viña.» Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: «Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.» Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: «Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.» Él replicó a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?» Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»
Palabra del Señor
Hoy el evangelista continúa haciendo la descripción del Reino de Dios según la enseñanza de Jesús, tal como va siendo proclamado durante estos domingos de verano en nuestras asambleas eucarísticas.
En el fondo del relato de hoy, la viña, imagen profética del pueblo de Israel en el Primer Testamento, y ahora del nuevo pueblo de Dios que nace del costado abierto del Señor en la cruz. La cuestión: la pertenencia a este pueblo, que viene dada por una llamada personal hecha a cada uno: «No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros», y por la voluntad del Padre del cielo, de hacer extensiva esta llamada a todos los hombres, movido por su voluntad generosa de salvación.
Resalta, en esta parábola, la protesta de los trabajadores de primera hora. Son la imagen paralela del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo. Los que viven su trabajo por el Reino de Dios (el trabajo en la viña) como una carga pesada («hemos aguantado el peso del día y el bochorno» y no como un privilegio que Dios les dispensa; no trabajan desde el gozo filial, sino con el malhumor de los siervos.
Para ellos la fe es algo que ata y esclaviza y, calladamente, tienen envidia de quienes “viven la vida”, ya que conciben la conciencia cristiana como un freno, y no como unas alas que dan vuelo divino a la vida humana. Piensan que es mejor permanecer desocupados espiritualmente, antes que vivir a la luz de la palabra de Dios. Sienten que la salvación les es debida y son celosos de ella. Contrasta notablemente su espíritu mezquino con la generosidad del Padre, que «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad», y por eso llama a su viña, «Él que es bueno con todos, y ama con ternura todo lo que ha creado»
A partir del próximo viernes día 22 de Septiembre , la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno abrirá sus puertas todos los viernes en horario de 18 h a 20:30 h para que todos los hermanos y devotos que lo deseen puedan visitar y rezar ante Nuestro Padre Jesús Nazareno, su bendita madre, María Santísima Nazarena y el Beato Cristóbal de Santa Catalina.
Ayer, tras finalizar la Función Solemne en honor a María Santísima Nazarena, tuvo lugar la Bendición del Local de la Cofradía en la calle Jesús Nazareno, una vez finalizada la gran reforma llevada a cabo para reforzar la integridad estructural del edificio.
Ante un gran número de hermanos de la Cofradía, representaciones de las Hermandades vecinas y el Rvdo. D. Pablo Calvo del Pozo, Párroco de San Andrés, nuestro Consiliario, el Rvdo P. D. José Luis Moreno Modelo fue el encargado de bendecir las nuevas instalaciones.
En palabras de nuestro Hermano Mayor es un trabajo realizado por todos los hermanos, y muy especialmente los que han colaborado en hacer realidad este gran proyecto.
Agradecer personalmente a Juan Retamosa y Miguel Valcarce, encargados de la dirección técnica, a Jose Miguel Ramírez gerente de la constructora Dreams Constructions XXI, responsable de la ejecución, por la profesionalidad, calidad humana y el cariño mostrado hacía la Cofradía.
A todos los miembros de Junta de Gobierno que han colaborado y muy especialmente a los hermanos Santiago Tirado Cantador, Santiago Tirado Pérez y Francisco García Rodríguez por su incansable trabajo y desinteresado apoyo.
Esperamos que a partir de hoy sea un lugar de encuentro y de Hermandad para todos los hermanos y que nos ayude a crecer como Cofradía y como personas.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35)
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: «Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.» El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: «Págame lo que me debes.» El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.» Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: «¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?» Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Palabra del Señor
Estamos ante una auténtica piedra de toque. De todo el mensaje de Jesús, quizás sea éste el mandamiento más chocante, posiblemente el más difícil. En medio de una sociedad que devuelve golpe por golpe, donde el que la hace la paga, donde se propone la venganza como señal indiscutible de hombría, el perdón que Jesús pide a quien le siga no podemos negar que suena a estupidez, a cobardía, a debilidad. Sin embargo, Jesús es tajante: quien no perdona al hermano, no tienes derecho al perdón de Dios. «Lo mismo hará mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
El perdón de Dios, generoso y sin medida, se para en seco ante la puerta cerrada de un corazón que odia. Para Jesús el que se ha dejado llevar por la avalancha del amor del Padre, ya no puede andar poniendo trabas a la hora de perdonar al hermano: Su perdón ha de ser total, sin condiciones. El perdón al hermano es imprescindible para todo el que quiera seguir a Jesús. Un perdón ancho, definitivo, incondicional. Nacido de un corazón que se ha convertido al amor. Ofrecido una y otra vez, incansablemente. «Hasta 70 veces siete». Es decir: siempre. El perdón, el hijo predilecto del amor. Por eso es una de las cosas que más se asemeja a nuestro Padre Dios.
Dios nos muestra su amor perdonándonos nuestros pecados, deudas infinitas que tenemos con Él. Nos ofrece su misericordia para que también nosotros podamos ser misericordiosos con los demás. El perdón es una característica del amor perfecto de Dios a los hombres. Pero Él necesita de nosotros para que su misericordia llegue a la gente. Quiere que nosotros seamos instrumentos de su perdón. Quiere mostrarles a los hombres su perdón a través de nosotros. Cuando nos invita a amar como Él mismo nos ama, también se refiere al perdón. El perdón es la perfección de la caridad. Nos cuesta mucho porque requiere que venzamos nuestro orgullo y que seamos humildes. Pero solamente así podemos ser sus apóstoles y llevar su amor al mundo. Dios nos necesita y nos llama a esta misión maravillosa: ser instrumentos de su amor y de su perdón. Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar? Con esta respuesta Jesús no nos dice que perdonar sea fácil, sino que es un requisito absolutamente indispensable para nuestra vida. Podríamos decir que es un mandamiento, porque nos dice ¡perdona! De otra forma el corazón se encuentra como una ciudad asediada por el enemigo, la caridad rodeada por el odio y el progreso espiritual sumergido en un pozo profundo. Por otro lado, no debemos preocuparnos por la correspondencia del otro si hemos hecho lo que estaba de nuestra parte. Cada uno es diverso y, por lo tanto, cada uno dará cuentas a Dios de lo que ha hecho con su vida y con sus acciones. Nuestro corazón deber ser un castillo donde sólo reine Dios. Él es amor, como dice san Juan en su primera epístola, y como tal aborrece el odio. Si, por el contrario, permitimos entrar al odio en nuestro corazón, Cristo abandonará el sitio que estaba ocupando dentro de nosotros porque no puede ser amigo de quien odia. Por este motivo debemos trabajar en amar en lugar de odiar, comprender en lugar de pensar mal, perdonar en lugar de buscar la venganza. Odiando, matamos nuestra alma. El deseo de venganza significa que se quiere superar al otro en hacer el mal y esto en vez de sanar la situación la empeora. Pidamos a Cristo la gracia de contar con un corazón como el suyo que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades de la vida.
La Función Principal dará comienzo a las 20 horas y será presidida por nuestro Consiliario, Rvdo. P. D. José Luis Moreno Modelo.
Mañana sábado, 16 de Septiembre, tendrá lugar la Bendición por parte de nuestro Consiliario, el Rvdo. P. D. José Luis Moreno Modelo, de la Reforma del Local de la Cofradía de la Calle Jesús Nazareno.
El acto se celebrará tras la finalización de la Función Principal, y podremos disfrutar de un rato de Hermandad en el local.
Casi en el final del relato de la crucifixión y muerte de Jesús, el evangelista vive en primera persona los momentos finales de la vida del Maestro. Es testigo privilegiado de cómo se está cumpliendo lo que de “el Mesías” decían las escrituras: «se repartieron sus ropas y echaron a suerte su túnica».
Jesús es consciente que vive sus últimos momentos, los latigazos, las espinas de la corona, las injurias y los clavos han hecho mella en su estado de salud, la pérdida de sangre ha sido cuantiosa.
La mayoría de sus íntimos han desaparecido, solamente su Madre, la hermana de su Madre y María la Magdalena, junto al discípulo que tanto quería, se encontraban cercanos a la cruz, y en un gesto de entrega total encarga a Juan el cuidado de su madre, convirtiéndolo en su propio hijo y a María la constituye en “Madre de todos los creyentes”.
María vive profundamente todo por lo que está atravesando su hijo, siendo fiel a los designios del Padre, cargando sobre sí los pecados del mundo y entregando su vida por la redención de todos; y ella sufre con intenso dolor la entrega total y sin condiciones que Jesús asume hasta sus últimas consecuencias, angustiada por la impotencia que genera no poder ayudarle, salvo ser testigos de su final.
María acepta con amor total la protección de todo el género humano y como a tal la veneramos como Madre, Reina y Señora de todo lo creado.
La Ceremonia dará comienzo a las 20.30 horas con el Ejercicio del Triduo y posteriormente la Santa Eucaristía, será oficiada por nuestro Consiliario, Rvdo. P. D. José Luis Moreno Modelo.
La Eucaristía será ofrecida por nuestros hermanos Antonio Muñoz y Maria Jesús Almoguera, que celebran sus 50 años de vida en común, guiados y ayudados por Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima Nazarena.
Celebramos hoy la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. ¡Qué locura! ¡Jesús quiere conquistar a los hombres por la cruz!
El Señor es levantado delante de nuestros ojos para que, al mirarlo, al amarlo, al cuidar de Él, quedemos curados; quiero pensar que, en cada crucificado, el Señor nos atrae hacia Él, para que seamos semejantes a él en ternura, en compasión, en misericordia. Que luchemos contras todos los que son crucificados hoy a causa del egoísmo y la injusticia de los hombres: hambre, guerras, prostitución, inmigración, trabajo infantil… a los que sufren por la enfermedad y la muerte.
Luchemos contra esas cruces y pongamos en ella el amor, único antídoto que hace retroceder la muerte y el dolor.
La Ceremonia dará comienzo a las 20.30 horas con el Ejercicio del Triduo y posteriormente la Santa Eucaristía oficiada por nuestro Consiliario, el Rvdo. P. D. José Luis Moreno Modelo.
El mundo de los hombres se ha venido abajo; nace el mundo de Dios: le tierra ha sufrido una revolución. ¡Porque no hay ninguna felicidad en ser pobres, y jamás los que lloran han pedido seguir llorando! Todo está en contra nuestra, pero son bienaventurados aquellos que comprenden el camino del Resucitado. Ellos se mantienen en pie solamente por su fe en la Palabra que transforma el mundo: como acróbatas, cruzan el abismo, y la Palabra, que es frágil como un hilo a los ojos de los hombres, les permite llegar a la otra orilla. La bienaventuranza y la salvación son gracia.
¡Qué dicha que Dios mismo nos llame bienaventurados! ¿Tu, te sientes así? o, ¿pesa más en tu vida la malaventuranza?.
La Ceremonia dará comienzo a las 20.30 horas con el Ejercicio del Triduo y posteriormente la Santa Eucaristía, que en el día de hoy, será ofrecida por el eterno descanso de nuestra hermana Pepa Buzón Ávila.