La experiencia pascual de Jesús de Nazaret, el Cristo, se convierte en la Buena Noticia para el ser humano que busca el auténtico rostro del Dios Vivo. Es la Buena Noticia que debe fundamentar toda la fe cristiana como su esencia más legítima y más auténtica, porque, “el Cristianismo no vive de una nostalgia, celebra una presencia”. (Leonardo Boff).
Juan Pablo II, en el Primer encuentro de la juventud católica Suiza que aconteció el 5 y 6 de Junio del 2004, decía: “El Cristianismo es una persona, una presencia, un rostro: Jesús, que da sentido y plenitud a la vida del hombre…. No tengáis miedo de encontraros con Jesús. Es más, buscadle en la lectura atenta y disponible de la Sagrada Escritura, en la oración personal y comunitaria; buscadle en la participación activa en la Eucaristía; buscadle al encontraros con un sacerdote en el sacramento de la Reconciliación; buscadle en la Iglesia, que se os manifiesta en los grupos parroquiales, en los movimientos y en las asociaciones; buscadle en el rostro del hermano que sufre, que tiene necesidad, o que es extranjero”.
Ante la pregunta: ¿Qué es lo más característico del Cristianismo?…, Podrían darse muchas respuestas como el amor al prójimo, la revelación de Dios como Padre de todos los hombres, la resurrección de los muertos, la organización jerárquica de la Iglesia…, pero serían respuestas parciales. Lo verdaderamente esencial y particular del Cristianismo es una persona, Jesús de Nazaret (su propia existencia, sus palabras y obras, su muerte y su triunfo sobre la muerte, la resurrección).. En definitiva, el Cristianismo no es una ideología o un código de verdades a las que es preciso adherirse para salvarse, sino un encuentro vital con Jesús de Nazaret, el Dios con nosotros.
Recuerda unas palabras magníficas de Benedicto XVI en la Catequesis sobre San Cirilo de Alejandría: “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da vida a un nuevo horizonte… Dios es eterno, nació de una mujer y permanece con nosotros todos los días. Vivimos con esta confianza y en ella encontramos el camino de nuestra vida” (3-10-2007).
Cada cristiano debe buscar y encontrarse con Jesús, y hallar desde Él razones para esperar, para confiar y para vivir… En definitiva, una serie de elementos para interpretar críticamente su propia existencia y los hechos que ocurren a su alrededor.
La instancia crítica última para el cristiano no es la familia, ni el derecho, ni la moda, ni las masas populares, ni las costumbres de los pueblos… sino JESÚS DE NAZARET, MUERTO Y RESUCITADO. ´Él es quien desenmascara el profundo ateísmo (vivir sin Dios) de muchos aparentes creyentes, desautoriza cualquier autoridad que no sea servicio a los demás y respeto a las minorías, critica falsas piedades que “con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado, más que revelado, el genuino rostro de Dios y la religión” (G.S.19)
Artículo realizado por el Rvdo. P. D. Francisco Baena Calvo para el Boletín de Cuaresma de 2012.