Hoy la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima Nazarena, San Bartolomé y Beato Padre Cristóbal de Santa Catalina, como está preceptuado en nuestros Estutos Cofrades, celebra la festividad de Nuestra Señora del Pilar.
Debido a la situación de emergencia sanitaria que vivimos y por mantener la seguridad y la salud de los residentes de nuestra Residencia y de las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno no podremos celebrarla con toda la comunidad hospitalaria reunida en nuestra Iglesia y en nuestra Residencia.
No obstante desde la Vocalia de Formación, no queremos dejar pasar la oportunidad de reflexionar sobre esta importante festividad para nuestra Cofradía.
La devoción a la Virgen del Pilar es una de las más conocidas y difundidas a lo largo de toda la geografía española. En Córdoba, existe una interesante representación de la imagen que se venera en Zaragoza, y que suele pasar desapercibida para el gran público, pero no para los hermanos de nuestra Cofradía.
Se trata de una pequeña talla, atribuida al escultor granadino Pedro de Mena o su círculo, y que se venera en la capilla de Jesús Nazareno.
Según, nuestro hermano Fermín Pérez, la imagen llegó hasta la hermandad del Nazareno en los años 80 del siglo XVII, fruto de la donación de un marqués. La Virgen, en un corto espacio de tiempo, tuvo una acogida devocional muy grande, llegándose a realizar un retablo en su honor. Este retablo, una obra elaborada en yeso y que ya no se conserva, fue donado por el corregidor Ronquillo Briceño, muy unido por aquel entonces al Padre Cristóbal de Santa Catalina.
Tanta fue la devoción que atesoró la imagen, que la corporación instituyó una novena en su honor. Era el único culto mariano interno que se hacía en la cofradía, llegándose a realizar hasta mediados del paso siglo XX. La obra, una Virgen de tamaño académico, está enmarcada dentro de la estética de la escuela de Mena. Actualmente la imagen se conserva en un antiguo retablo dedicado a San José, desde la remodelación de la iglesia en la segunda mitad del siglo XIX. Dicho retablo, de una bella factura, está atribuido al retablista cordobés Marcos Sánchez de Rueda, de principios del siglo XVIII. Asimismo, su antiguo retablo desapareció, ya que los hermanos de aquel momento lo consideraron de «un escaso valor artístico».
Desde los años 80, la Virgen del Pilar ha presidido el Rosario de la Aurora, que nuestra Cofradía organizaba, hasta hace seis años, que la Cofradía decidió que la imagen mariana que realizara el rezo del Santo Rosario por las calles de la feligresía fuera María Stma. Nazarena.
Logicamente, el culto no ha cesado. La Cofradía desde entonces, viene celebrando una Eucaristía en honor a la Virgen del Pilar, en el día de su onomástica, como marcan sus estatutos y además un dia de convivencia con los ancianos de nuestra Residencia. Actos que este año no podrán celebrarse.
Hoy en la festividad de Ntra Sra del Pilar, Lucas nos habla a través de su Evangelio.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,27-28):
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»
Palabra del Señor.
Queridos hermanos:
En esta fiesta de Nuestra Señora del Pilar, en la que homenajeamos a la Madre de Jesús, la liturgia nos regala este texto evangélico en el que Jesús homenajea a su madre dando relieve al vínculo de la fe frente al vínculo de la carne y la sangre. Y es que ésta idea racial había sido para Israel una permanente raíz de malentendidos. Se vinculaba tanto la salvación con el hecho de pertenecer al pueblo elegido, que se caía en un nacionalismo religioso excluyente. Jesús anuncia un Dios para todos, sin exclusiones, al que se llega desde la fe, no reivindicando el «pedigree» religioso. El evangelio de Juan -en especial el episodio de la samaritana-, es prototípico al respecto.
Nosotros también podemos caer en ese riesgo. «Al cielo iremos los de siempre», decía una chiste del humorista Mingote, ironizando sobre esa actitud del creyente tradicional que se fía más de la herencia recibida y las costumbres adquiridas que de la auténtica respuesta personal.
Dios no es una ‘póliza de seguros’ que se pueda conseguir a cambio de cumplir ciertos ritos o mantener ciertas conductas. Quien se acerca a Dios así corre el riesgo de manipular hasta lo más sagrado en beneficio propio. Y puede ser que tenga todos los papeles en regla, pero lo más probable es que Dios le diga: «No te conozco». Pues lo que son medios para el encuentro con Dios los ha convertido en arneses y correas para sentirse seguro. Y lo que son vías para recibir la justicia salvadora los han transformado en sistemas para sentirse justo, para autojustificarse.
Este fue el conflicto religioso de fondo con los fariseos: El pasaje del fariseo y el publicano cuando oran en el templo nos indica por donde van las preferencias de Dios.
Por tanto, universalismo sin excluisones, apertura, humildad de corazón, sentirse herederos de un don gratuito. Para que Jesús no tenga que volvernos a decir: «los publicanos y las prostitutas os precederán en el reino de los cielos…»