Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,16-21):
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor
El primer día del año civil, los cristianos celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios: «A los ocho días de nacer, circuncidaron al niño y le llamaron Jesús-salvador». Y en este día también la Iglesia celebra la jornada mundial por la Paz bajo el lema: “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz»
Este Dios nuestro trae con su nacimiento el don de la paz.
Quizás este primer día del año nuevo pasará por alto estos dos acontecimientos porque todos deseamos ardientemente que este primer día del año nuevo sea el primero de muchos que traigan la tan deseada paz a ucrania, expresión del fracaso de toda la humanidad, y que las alargadas sombras de la pandemia, que nos ha sumido en una crisis, sanitaria, social y económica se disipen totalmente.
Pero bien pensado, hasta que llegue la victoria ante esta guerra absurda, qué mejor don que saber vivir en paz en estos tiempos de incertidumbre, de poder caminar en el nuevo año anhelando un mundo más fraterno, más solidario que ponga en el centro de sus intereses lo esencial: la vida y la salud de cada uno de los habitantes de este mundo.
Que Dios, en este año, mueva los corazones de todos los hombres, nos cure de la ceguera y nos dé el don precioso de amarnos como hermanos, verdadero fruto de La Paz.
¡Feliz año 2023!